jueves, 29 de diciembre de 2011

Fascismo tauromáquico

Una de las cosas que más repulsión y ganas de vomitar me genera es la tauromaquia.

Ahora, en Cali -ciudad de Colombia que se caracteriza por tener cantidades de fanáticos de esa aberración- es temporada taurina. Como no todos los caleños son unos retrasados que buscan satisfacer su sed de sangre, allá también hay personas que se oponen a esta práctica y promueven la abolición de este disparate. Sin embargo, no se puede esperar un comportamiento racional ni civilizado por parte de personas que encuentran deleite y satisfacción al ver que los toros sean masacrados:



No hay que perder de vista que los pro-tauromaquia buscaron (y consiguieron) censurar un mensaje que no era de su agrado.

De alguien que defiende ese ritual cabe esperar tenga invertida su escala de valores: que se mate a los toros y que sufran, está bien - mi diversión está por encima de cualquier sentimiento y sufrimiento; que haya personas que quieran expresar su desacuerdo con mi sanguinoliento -y machista- hobbie, que se jodan, que no filmen (y si lo hacen, que se destruya el material), que los echen del estadio, que no transmitan su mensaje.

¡Y la Policía se prestó para censurar la libertad de expresión!

(dato: Luis David)

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