martes, 6 de marzo de 2012

Intelectuales de copa y sofá

Mientras el gobierno abre la puerta a la peligrosa e idiota posibilidad de negociar con terroristas, siguen llegando las voces de quienes viven en un mundo de fantasía y creen que con cantar Kumbayá alrededor del fuego, todos cogidos de la mano, se hará la paz sobre la faz de la tierra.

Tan increíble como suena eso, lo es más que hayan logrado escribir un texto coherente [PDF], en el que le piden al gobierno que cometa una estupidez del tamaño de un agujero negro:

Recientemente en Florencia, al término de un Consejo de Seguridad, usted redundó sobre la misma imagen. Es cierto que en su intervención formuló una inquietante indicación: “El Gobierno no tiene en este momento ningún indicio, ninguna manifestación que nos pueda a nosotros convencer de la buena voluntad de la contraparte en materia de llegar a un acuerdo de paz. Por lo tanto, la acción de la fuerza Pública será contundente y seguirá siendo contundente sin ninguna contemplación”.

Nos ha estimulado a escribirle estas líneas el hecho de que usted no haya arriado la bandera de la reconciliación, pero también nos ha empujado a hacerlo ahora la Declaración Pública del Secretariado del Estado Mayor Central de las Farc, conocida por la opinión nacional el 26 de febrero pasado. Como a la inmensa mayoría del país, nos ha alegrado que a la liberación de los seis militares inicialmente anunciada se haya adicionado el nombre de cuatro más, así como la manifestación de agilizar por parte de la guerrilla las acciones de la liberación.

Pues vaya, estos "intelectuales" todavía no entienden que una cosa es lo que dice una organización terrorista y otra muy distinta es lo que hagan. ¿Cómo se pueden alegrar con las liberaciones, si estas no han ocurrido? ¿Cómo le pueden creer a las Farc?

Queda claro que estos intelectuales no tienen los pies en la Tierra, pues no hay ningún motivo para creerle a las Farc y, más bien, sobran los motivos para creer que esto es una mentira más de esa organización criminal.

No es que a estos "intelectuales" les preocupe de a mucho aquello de qué tan creíble resulta la palabra de una panda de matones:

Por las implicaciones que a más largo plazo tiene, asumimos como importante novedad, de cara a la trayectoria de 48 años de las Farc, la decisión de proscribir el secuestro extorsivo y de abolir la llamada Ley 002 que establecía para la guerrilla una aberrante atribución fiscal y la escandalosa “institucionalización” de la amenaza del secuestro con fines extorsivos.

Y es que resultan increíbles las ganas de estos "intelectuales" de querer tapar el sol con los dedos:

De este cuadro se desprenden coordenadas que de mantener su trayectoria hacen previsible la continuación del conflicto interno con la inevitable prolongación de sufrimiento humano, pérdida de vidas, destrucción material y envilecimiento de la guerra.

A ver, una salida negociada significa impunidad, que se traduce en sufrimiento humano. Pérdida de vidas ya ha habido y lo último que queremos es impunidad; ¡queremos justicia! Envilecimiento de la guerra: ¿les parece poco la privación ilegal de la libertad por más de 10 años, la siembra de minas antipersona en todo el territorio nacional, las pescas milagrosas, los boleteos, las extorsiones, las torturas, los asesinatos en masa y reclutamiento forzado y el reclutamiento de niños? ¿Cómo es que se podría envilecer más esto (que, por cierto, no es una guerra)?

Creemos, Señor Presidente, que políticas como la que está induciendo la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, con las limitaciones que a nuestro juicio ella presenta, así como la decisión que hizo posible la acelerada normalización de las relaciones internacionales con los vecinos, son iniciativas cuya calidad quisiéramos ver dirigidas también a la búsqueda de superación del conflicto interno mediante el diseño de una política que permita conversaciones serias y claras con la insurgencia.

¿Esta gente acaso lee lo que escribe? ¿Conversaciones serias y claras con la insurgencia? Por qué no, de paso, acabamos con el aparato de justicia estatal y que cada quien elija si es culpable o no y cuánta cárcel debe pagar. Como para no discriminar y tener "conversaciones serias y claras con" toooodos los delincuentes.

Cuando señalamos la necesidad de coraje y audacia, también en el campo de la reconciliación, somos conscientes de que en el país operan poderosos intereses de orden militar, económico y político que se benefician con la prolongación de la guerra.

Y convenientemente omiten que también operan poderosos intereses del orden de la autoconservación de la población civil que se benefician con "la guerra", que no es tal.

Allí está, al menos en parte, la fuente que alimenta la retórica belicista y la excitación a la revancha que cobran intensidad cuando se producen señales de distensión.

La otra parte está en los que entendemos que mientras exista prohibición de las drogas no habrá paz negociada sino impuesta por la fuerza del Estado.

Quisiéramos rodear de optimista expectativa uno de los enunciados de la Declaración de las Farc aquí glosada: “Por nuestra parte consideramos que no caben más largas a la posibilidad de entablar conversaciones”.

¿Y para cuándo van a rodear de realista expectativa cualquier enunciado de cualquier declaración de cualquier grupo terrorista?

Que el Gobierno siga haciéndole guiños a la salida negociada al conflicto, algo que no sólo no es posible sino que tampoco es deseable, es darle más cuerda a este tipo de "intelectuales" que piensan con el deseo y creen que la paz se hace cantando Kumbayá.

Allá ellos.

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