martes, 1 de enero de 2013

Mala ciencia, de Ben Goldacre

Por fin me he leído Mala ciencia de Ben Goldacre.

Mi intención no es hacer una reseña, pues otros ya las habrán hecho mucho mejores; sin embargo sí quiero dejar muy claro que el libro me ha encantado y recomiendo leerlo. No tiene pierde.

Goldacre maneja un tono desenfadado y tiene una sutileza para la ironía envidiable, además de que es cómplice con el lector e invita a cuestionar sus propias afirmaciones y sugerencias. Todo un caballero.

Confieso que de ser posible, habría citado su libro cada párrafo de por medio... ¡pero son 360 páginas (de entretenido análisis calmado y racional a las pseudociencias y el daño que causan en el mundo)!

Con el libro aprendí y me divertí mucho. El capítulo sobre el efecto placebo es simplemente fascinante; como también lo fue la sección dedicada a desmitificar los antioxidantes. Entre todo lo que aprendí, quizá, lo que más llamó mi atención es que, al igual que los psíquicos, los nutricionistas no existen.

Así es; el llamado nutricionismo no es una disciplina científica seria. Y es que aquello que constituye una dieta saludable ya es de dominio público: comer balanceadamente, gran ingesta de frutas y verduras y hacer ejercicio con regularidad. Listo, ahí está, el nutricionismo en dos líneas.

Claro, no todo fue perfecto. Por ejemplo, Goldacre derrapó feo en los únicos tres párrafos que le dedica a los transgénicos, tal como explica JM Mulet. Pero aparte de eso, es un libro maravilloso.

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