domingo, 30 de junio de 2013

Gilma Jiménez, ¿senadora de los niños?



La grave afección de salud de Gilma Jiménez Gómez finalmente se cobró la vida de la congresista.

Los medios anuncian la muerte de la "senadora de los niños", que ni siquiera ponen en duda los que señalan su demagogia. El tema de la demagogia y la utilización de los niños por parte de Gilma Jiménez, con claros motivos electorales ya lo he tratado extensamente.

Hoy voy a impugnar el pomposo y falso título de "senadora de los niños".

En primera instancia, hay que señalar que Gilma Jiménez, después de haber ganado una curul promoviendo el odio y diciendo que amaba a los niños, fue completamente incapaz de denunciar a la Iglesia Católica, quizá la red de protección de pederastas más grande del mundo. En una columna del 2010, Jiménez se declaró a favor de los niños y de la Iglesia al mismo tiempo:

Esas actitudes alejan a las personas de la Iglesia católica, mi iglesia y la de la mayoría de colombianos, a la que pertenecen sacerdotes maravillosos, muchos dedicados a proteger niñ@s.

Pero la superstición de Jiménez e incapacidad para ser coherente consigo misma y sus votantes es algo anecdótico, comparado con sus posturas políticas, que de poco o nada le sirvieron a los niños.

Por ejemplo, Jiménez votó contra el matrimonio igualitario. Si se hubiera preparado bien (algo que uno esperaría que haga alguien que quiere tomar las mejores decisiones para los niños), Gilma Jiménez habría sabido que los niños criados por parejas homoparentales crecen sanamente y que lo mejor para los niños es el amor que les pueda dar una familia, independientemente de con quién lo hacen sus padres y que el matrimonio igualitario abría la puerta a que más niños encontraran familias amorosas que los acogieran en su seno, antes que pasar hambre.

Pero no, supongo que para Jiménez importó más perpetuar la discriminación de su Iglesia contra una minoría históricamente discriminada, que cumplir con sus promesas de campaña y velar porque cada vez más niños tuvieran la opción de pertenecer a hogares que les brindaran amor, comprensión y oportunidades.

No feliz con esto, Jiménez hizo poco contra el reclutamiento infantil, más bien perpetuándolo. En febrero del 2013, la entonces senadora hizo una gimnasia mental impresionante para justificar la prohibición de las drogas (para completar, basada en "estudios del Gobierno" - ¡hágame el favor!). Es impresionante cómo alguien no puede hacer el sencillo ejercicio mental casi aritmético de que la legalización de las drogas conduce necesariamente a una reducción dramática en los costos, lo que se traduce en que los grupos narcoterroristas como las Farc pierden su ventaja económica, lo que a su vez significa que van a tener que reducir sus operaciones, entre las cuales, una de las más significativas es el reclutamiento infantil.

Y a pesar de haber predado de las más bajas pasiones de muchos padres preocupados (e infinitamente ignorantes), prometiendo mover cielo y tierra para volver a traer desde el medioevo la cadena perpetua, Gilma Jiménez votó a favor del llamado marco para la 'paz' que establecía la también eufemística "justicia transicional", que en español normal significa reducción de penas para los miembros de grupos terroristas. Entonces, alguien que mató a un niño se iría toda la vida a la cárcel mientras un terrorista que hubiera matada tropocientos niños quedaba con una pena rebajada y podía ser candidato.

Por todo esto, Gilma Jiménez no debería ser considerada la "senadora de los niños". Nunca lo fue.

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