domingo, 20 de noviembre de 2016

No, no estás atrapado en el cuerpo equivocado



En muchas ocasiones, muchas buenas ideas terminan siendo desechadas o ridiculizadas por una mala elección de palabras. En retórica, el principio de caridad exige considerar los argumentos de la contraparte con la interpretación más sólida posible. Aunque suele ser ignorado (al menos por el bando religionista del debate), no está de más que uno haga su mejor esfuerzo por ofrecer los mejores argumentos para defender sus posturas.

Y no hacerlo puede costar muy caro. Los ejemplos abundan, pero hoy quiero hablar sobre uno muy particular, que afecta a la comunidad trans — es la idea de que se encuentran "atrapados en el cuerpo equivocado", haciendo referencia a que su sexo no se corresponde con su género. (Si no conoces la diferencia, aquí la explico.)

Comprendo que la idea de estar "atrapados en el cuerpo equivocado" fue una forma efectiva para que las personas cisgénero entendieran más o menos lo que sentían las personas trans. Sin embargo, creo que la metáfora ya cumplió su función y está lista para la jubilación.

Principalmente, porque es falsa y le da munición a los transfóbicos. La idea de estar "atrapado en el cuerpo equivocado" parte de la noción dualista mente/cuerpo, que asume que la conciencia es un ente etéreo (para algunos el alma), que puede ser escaldada del cuerpo físico sin sufrir modificaciones en su esencia, lo que es falso de toda falsedad: la mejor evidencia disponible apunta a que cada aspecto de la conciencia puede ser ligado al funcionamiento del cerebro.

Si alguien cree que la conciencia puede existir independientemente del cuerpo —sin ese cuerpo particular—, no está de más que responda algunas preguntas incómodas:

[S]i uno muere, digamos, presa de un terrible Alzheimer... ¿su fantasma recuperará sus recuerdos o será un espíritu errante, sin idea ni de cómo se llama, incapaz de memoria y de realizar las tareas más sencillas? ¿El espíritu de un ciego es ciego? Y si no lo es, ¿cómo adquiere de pronto toda la información necesaria para interpretar el mundo visual?

[...]

Hellen Keller consiguió comprender y conmover al mundo como sordociega... ¿un espíritu sin esas limitaciones es la misma mujer cuyo ejemplo mantenemos presente? No sólo somos nuestras "perfecciones", sino también somos nuestras imperfecciones, Van Gogh sin sus ansiedades y su angustia, sus obsesiones y su pasión artística, sin sus amores delirantes y sus peleas ebrias con Gaugin, convertido en una especie de San Francisco apacible, sonriente, tranquilito y con la oreja de vuelta en su sitio... ¿es realmente Van Gogh o es una simulación lamentable, muy distinto del hombre que nos legó esa maravilla conmovedora llamada "Los comedores de patatas"?

Y si a la, por decirle de alguna manera, lógica dualista religiosa podemos hacerle agujeros, toda afirmación que se base en ella puede ser sujeta al mismo tratamiento. Y lo ha sido. Es conocido el épico trol en Twitter Godfrey Elfwick, quien afirma ser trans-negro (un hombre negro atrapado en el cuerpo de un blanco). Y no han tardado en aparecer las personas 'trans-financieras' (o sea, millonarios que están atrapados en el cuerpo de una persona de clase media). Y las cosas ya se salieron de control: hay quienes afirman —y lo dicen bastante en serio— que son animales o criaturas mitológicas atrapados en un cuerpo humano; los famosísimos otherkin.

Todo esto hiere los esfuerzos por la igualdad, porque rebaja a una minoría y sus luchas al nivel de chistes en redes sociales, restándole importancia a sus causas, aún cuando nadie sufre disforia de clase, disforia de raza, o disforia de especie, mientras que sí existe la disforia de género.

Somos nuestros cuerpos. No podemos estar atrapados en ellos, más de lo que los zurdos estaban atrapados en los suyos cuando la Iglesia los declaraba servidores del demonio y los forzaba a volverse diestros.

(imagen: Rose Morelli)

____
Publicado en De Avanzada por David Osorio

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.