domingo, 5 de febrero de 2012

John Cole, bienvenido al ateísmo militante

A pesar de que hay diferencias insalvables, el movimiento ateo tiene muchos parecidos con el movimiento gay. Algunos ateos enclosetados y los no-militantes me recuerdan a un personaje de Milk al que le daba igual todo y que entró al movimiento tras una situación traumática.

Pues con los ateos pasa algo parecido. Los hay temerosos de la religión y respetuosos de las estupideces y estamos los fieros, valientes y contradictores de la superstición en todas sus formas. De vez en cuando alguno de los primeros se vuelve un ateo militante, antagónico de los cuentos de hadas.

El punto de no retorno de John Cole se dio con los ataques contra las mujeres:

Pero desde donde yo lo veo en estos días, lo único que veo que la religión hace en el sector público es atacar a los homosexuales y decirle a las mujeres, la mayoría pobres y desesperadas, y en deplorables situaciones económicas y personales, qué hacer con sus cuerpos. Veo entrometidos decidiendo qué medicamentos se pueden dispensar a qué clientes, o decidir que no tienen que emitir una licencia de matrimonio debido a que alguna mezquina deidad en la que no creo les dijo que odien a sus conciudadanos e ignoren la ley. En un país en una situación financiera desesperada, pero que sigue gastando miles de millones de dólares en la educación, veo que la gente religiosa trabaja activa y abiertamente para hacer a nuestros colegiales más tontos. Los veo disparar a la gente que proporcionó un procedimiento médico, y veo a otros hurgando en las vidas personales de la gente para saber quién no ha cumplido la palabra de Dios. Veo tontos de ojos vidriosos lanzándose a presidente afirmando que las vacunas que salvan vidas en realidad causan cáncer, o que si eres violada y quedas embarazada, sólo debes relajarte y pensar en Jebús y sacar lo mejor de una mala situación. De hecho, dondequiera que se mire en estos días, si el cristianismo o la religión está recibiendo una mención, eso significa que algo feo está pasando y alguien en algún lugar está siendo víctima, marginado o maltratado de otro modo. Ve y lee algunos de los argumentos en contra de la integración y verás los mismos versículos de la Biblia que utilizan hoy en día contra los homosexuales. En cincuenta años a partir de ahora, serán reciclados para tratar como basura de nuevo a alguien más que no les guste o que no sea lo suficientemente bueno para ellos.

Así que, lo siento, Ross. No me importa una mierda su Jebús invisible, no me importa si bajo la mano de hierro del Obamacare podría haber un poco más el acceso a los anticonceptivos, y hasta que usted y el resto de sus compañeros religiosos se unan y dejen de ser una carga y cáncer en la sociedad, realmente no me importa lo que piensen. Supérelo.

(visto en Pharyngula)

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