sábado, 7 de julio de 2012

La Hermandad de las Oprimidas

Esta es la traducción de un artículo que escribió Paula Kirby para tratar la conducta en la que muchas personalidades prominentes del movimiento escéptico han caído.

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Dado que ni Twitter ni Facebook son lugares adecuados para largas explicaciones y como no tengo un blog, estoy publicando esta carta abierta para explicar mi posición sobre el asunto de las "Mujeres en el laicismo". Será una carta larga, porque, a diferencia de algunos, no he estado publicando hasta la saciedad sobre el tema durante el último año, por lo que habrá mucho que decir.

Actitudes totalitarias

En primer lugar, ya que tengo entendido que esto ha tocado un punto sensible en algunos sectores, voy a tratar con los términos "feminazi" y "femistasi". Como principio general, me opongo a la utilización de cualquier tipo de insulto. Pero a veces un término aparentemente rudo hace más que ser grosero: se está transmitiendo un punto significativo de forma abreviada. Para que conste, categóricamente NO estoy sugiriendo que las personas a las que he aplicado estos términos son, de hecho, nazis o miembros de la Stasi, o nunca habría simpatizado con ninguno de ellos. Hay muchos de nosotros que estamos orgullosos de ser llamados Nazis de la Gramática y que sabemos perfectamente que no hay calumnias que estén siendo arrojadas en nuestras intenciones ya sea frente a los judíos o a Polonia. Se puede considerar de mal gusto que el sufijo -nazi ha llegado a ser utilizado simplemente en el sentido de "extremista" u "obsesivo", pero no obstante, ha llegado a ser utilizado así, y la Hermandad de las Oprimidas no puede insistir legítimamente que este sea otro ejemplo de su supuesta persecución.

Tanto en "feminazi" como en "femistasi" la alusión es a ciertas actitudes totalitarias y la intolerancia y la represión de la disidencia. De hecho, fue esto, y eminentemente no sus políticas, lo que los nazis y la Stasi tenían en común, lo que subraya aún más mi punto de vista de que no se está haciendo ningún comentario sobre los puntos de vista políticos más amplios de nadie.

En el caso del sufijo -stasi, llama la atención a comportamientos asociados con la policía del pensamiento, porque a cualquiera que se atreva a sostener actitudes no aprobadas es automáticamente persona non grata y debe ser tratado como un enemigo del pueblo. Me refiero, por supuesto, a la respuesta constante en ciertos blogs cada vez que alguien ha tenido la osadía de desafiar las declaraciones que se han realizado allí. Cualquier sugerencia, no importa cuán leve sea su enunciado o en qué tanta consonancia esté con los principios del escepticismo, de que la Hermandad podría no estar automática y totalmente en lo correcto, por defecto ha enfrentado torrentes de abuso, y un porro-purrí (en realidad, montón de estiércol parecería una metáfora más apropiada) de acusaciones que van desde troll en el extremo inferior, a través de canalla, cretino, etc, hasta misógino o incluso apologista de la violación. ¡Cielo santo, incluso hemos visto a Ophelia Benson describir el llamado de DJ Grothe por un mayor equilibrio en las discusiones como si fuera "pegarle un objetivo metafórico" a ella!

¿Sobrerreacción histérica, y matoneo a la disidencia? ¿El intento de hacerlo tan desagradable para cualquiera que se atreva oponerse a ellos que otros desistan de intentarlo? ¿Pleno convencimiento de que su propia ideología es absolutamente correcta y justa, y que ningún cuestionamiento de ella puede ser permitida jamás? Sí, sí y sí. Es por eso que el resto de nosotros estamos haciendo comparaciones con actitudes totalitarias.

Y todo esto es sólo en los blogs, por supuesto. No nos olvidemos de los abusos del "privilegio" de los oradores en las conferencias, donde ciertos miembros de la audiencia que tienen "las actitudes equivocadas" han sido abusados por el orador desde la plataforma.

Por último, y deliciosamente irónico (dado que más adelante en el día tuvimos personas que se oponen al término "femistasi"), el sábado vi a alguien en Twitter siendo acosado por una de la Hermandad por haber tenido la osadía de seguir simplemente a la definitivamente no aprobada @AngrySkepchick. Ni siquiera tus listas de "Seguir" están ahora a salvo de las entrometidas miradas de las Hermanas, ¡y ten por seguro que estarás sujeto a un interrogatorio si tus elecciones parecen desviarse del estándar requerido! ¡Qué diversión la que Orwell podría haber tenido con eso! (Veo que la persona en cuestión ha publicado desde entonces diciendo que se está distanciando de @AngrySkepchick: muy bien, su feed de Twitter es su elección; pero no altera el hecho de que una de la Hermandad sintió el derecho a intervenir en él.)

Hay más razones por las que la analogía totalitaria es adecuada, aunque, al igual que cualquier analogía, es una aproximación en lugar de encajar perfectamente en todos los aspectos.

Consideremos la Alemania de los 30 por un momento. ¿Cómo ganaron los nazis el apoyo popular? Mediante la explotación de un sentimiento de agravio después de Versalles, diciéndole continuamente a los alemanes que habían sido tratados abominablemente, con sus narices contra la tierra en el polvo, que habían sido penalizados injustamente, que fueron víctimas de una conspiración internacional dirigida por los judíos, que tenían que levantarse de las cenizas y obtener su venganza y su adecuado lugar en el mundo, como dios quería.

Fue una forma de locura que se apoderó de casi toda una nación: parece que es terriblemente fácil convencer a los seres humanos de su condición de víctimas, y crear en ellos un peligroso complejo de persecución que justifica (sic) entonces cualquier acción en contra de su enemigo, porque, en realidad, es sólo una forma de "legítima defensa".

Existen paralelos reales con lo que ha estado ocurriendo en La Hermandad durante el último año. Cambia la terminología un poco y tienes a las pobres mujeres, oprimidas, victimizadas, injustamente ignoradas siendo instadas a levantarse contra la conspiración de maldad de los hombres, los odia-mujeres, las que avergüenzan a las hermanas y las traidoras de género que son responsables de todos sus males.

La diferencia es que la sensación de injusticia entre el pueblo alemán común y corriente después de la Primera Guerra Mundial estaba, en algunos aspectos, por lo menos, justificada. Ellos realmente había tenido sus narices restregadas en el suelo por el Tratado de Versalles y realmente estaban sufriendo más que su justa parte de la culpa y las reparaciones de la guerra. (Por supuesto, no estoy sugiriendo que Hitler y sus secuaces estaban justificados en cómo explotaron ese sentimiento de agravio.)

Así que, ¿también está justificado el sentimiento de victimización de La Hermandad? No.


¿Victimización?

A pesar de los interminables lamentos de "No es justo" que han tenido tanto espacio en Internet durante el último año, no siempre ha sido fácil precisar de qué es, exactamente, de lo que nuestras Hermanas Presuntamente Oprimidas realmente se quejan. Seguro, eslóganes que lo dicen todo tales como "misoginia" han estado muy de moda con deleite, pero la forma exacta que se supone que esta supuesta misoginia que ha tomado es más difícil de identificar.

Parece que se reduce a dos cosas, con un considerable desplazamiento de objetivos entre ellas. La primera parece ser el sentimiento de que hay un ambiente sexualizado en las conferencias escépticas; la segunda parece ser que ellas no desempeñan un papel suficientemente destacado en el movimiento (es decir, que de alguna manera les impiden hacerlo). Voy a tratar la cuestión de la conferencia primero.

En mi experiencia (y he asistido a y organizado muchas conferencias en mi vida) hay un ambiente sexualizado en todas las conferencias que implican pasar la noche: la gente está lejos de casa, probablemente bebiendo más de lo que lo haría en su casa, *tos* relacionándose, rodeados de personas que comparten un interés común, ya sea en el laicismo, o botones de oro o los rodamientos de bolas, y que igualmente están desinhibiéndose por un poco de diversión, y, además, con habitaciones de hotel convenientemente situadas justo encima de sus cabezas. Absolutamente cualquier persona puede encontrarse recibiendo proposiciones sexuales en cualquier conferencia en absoluto si pasan tiempo suficiente en el bar, y lo suficientemente tarde en la noche. Y por favor no traten de decirme que nunca es instigado por las mujeres y, ciertamente, no traten de decirme que únicamente pasa en conferencias secularistas / escépticas. Simplemente es la vida. Para aquellos que hacen las proposiciones y aquellos que responden positivamente a las mismas (y muchos lo hacen), es probablemente uno de los pedacitos divertidos de la vida. Yo simplemente no acepto que cualquier adulto racional razonablemente maduro no sepa exactamente cómo evitar caer en este tipo de situación, si él o ella preferiría no hacerlo, o cómo lidiar con ella si se produce. Téngase en cuenta que estoy hablando de situaciones normales, no violentas, en las que no se lleva a cabo ningún ataque. Estoy hablando del tipo de interacción normal que, nos guste o no, ocurre dondequiera que uno tenga un grupo de adultos desinhibiéndose, mientras que están lejos de casa. Por supuesto, las agresiones de cualquier tipo son siempre totalmente inaceptables - y, de hecho, ilegales, pero dar la impresión de que esos ataques son comunes es hacer un flaco favor, tanto a las mujeres que dejarán de asistir como consecuencia de ello, como a la gran mayoría de hombres, cuya decencia está siendo por lo tanto groseramente calumniada.

Destrozar un movimiento, provocar divisiones masivas dentro del mismo, difamar a las personas en él, distraer la atención de los fines que unieron al movimiento en primer lugar, por algo que es sólo una característica de la vida en general y no específica para el movimiento en sí, es un desperdicio trágico. No es sólo trágico, sino profundamente irresponsable.

En cuanto a la noción de que a las mujeres supuestamente se les está impidiendo desempeñar plenamente su papel en el movimiento, dije todo lo que tenía que decir sobre ese tema en Why Evolution Is True hace casi exactamente un año, y simplemente publicaré una versión ligeramente editada de ese comentario (también un poco largo) aquí y ahora:

Mi formación es en los negocios. He perdido la cuenta del número de veces que he estado presente en reuniones cuando las mujeres no decían nada y se lo dejaban todo a los hombres. Yo misma he sido culpable de eso muchas veces. ¿Fue porque los hombres no estaban dispuestos a escuchar a las mujeres? No creo que fuera eso. ¿Los hombres descartarían nuestros comentarios, si los hiciéramos? No, no lo harían. ¿Trataron de impedir que los dijéramos? No, tampoco hicieron eso. ¿Estaban las mujeres carentes de ideas? No, por supuesto que no. Simplemente no hablamos. Crucialmente, muchas de nosotras no dijimos nada, incluso cuando nos invitaron abiertamente a que lo hiciéramos.

Del mismo modo, pasé siete de los últimos 10 años organizando eventos para gente de negocios: congresos, seminarios, talleres, ese tipo de cosas. Una y otra vez, traté -¡cómo lo intenté!- de encontrar ponentes mujeres. Una y otra vez, los otros delegados, tanto hombres como mujeres, me decían que les gustaría escuchar más oradoras. Así que el deseo estaba ahí de parte de la audiencia para escuchar lo que las mujeres teníamos que decir, y estaba allí por parte de los organizadores también. Y no nos limitamos a invitar: animamos, ofrecimos apoyo, ofrecimos entrenamiento, cambiamos el formato de los eventos para que se sintieran menos intimidadas: hicimos más de lo que nos correspondía evento tras evento tras evento, para animar a las mujeres a tomar un papel más destacado. Y casi siempre en vano. Había dos o tres que ya estaban felices de hacerlo de todos modos y no necesitaban de nuestro apoyo. Otra finalmente accedió a hacerlo tras su pánico inicial a la propia idea y, a pesar de estar muy nerviosa ese día, después dijo que era la mejor cosa que jamás había hecho. Pero por lo demás, todo fue en vano. Por mucho que lo intentamos, por mucho que lo intenté, la mayoría de las mujeres a las que nos acercamos simplemente se negaron a siquiera considerarlo, diciendo: "Oh, no, yo no podría".

Así que tengo que preguntar: ¿Quién estaba reteniendo a esas mujeres? A ellas no solamente se les estaba dando la igualdad de acceso a la prominencia como ponentes - estaban siendo positivamente alentadas de maneras que los oradores masculinos no lo estaban siendo. Pero al final, había algo en su propia cabeza que las estaba deteniendo. No era que los hombres no quisieran escucharlas, no era que no se les estuvieran dando las oportunidades, no era que no se les respetara, no era que nadie creyera que no tenían historias que valiera la pena contar, ni contribuciones valiosas que aportar. Ellas simplemente no se sentían lo suficientemente seguras como para hacerlo - aún cuando se les ofreció entrenamiento para ayudarlas a prepararse.

Así que esta es mi frustración. Hice un módulo de sociología como parte de mi carrera hace muchos años: conozco los argumentos acerca de la socialización y los valores normativos, y la discriminación estructural y toda esa tontería. Todo lo que puedo decir en respuesta es que, si bien todas estas cosas pueden ser verdad en una mayor o menor medida, seguirlas machacando ni siquiera empieza a ayudar a las mujeres a alcanzar sus metas. Si nosotras, como mujeres, exteriorizamos las razones por las que no estamos siendo escuchadas tanto como decimos que nos gustaría serlo, y buscamos culpar a otras personas, nada va a cambiar o, en el mejor de los casos, sólo va a cambiar de manera dolorosamente lenta. Se trata de un simple hecho de la vida que siempre es más fácil cambiar nuestro propio comportamiento que persuadir a otras personas para que cambien el suyo.

Así que hay una alternativa, y es esta alternativa la que yo exhortaría a las mujeres a aprovechar con ambas manos - ya sea que estemos hablando de cómo nos relacionamos en nuestro trabajo, en nuestra vida social o en el movimiento ateo. Y esa alternativa es asumir la responsabilidad de nosotras mismas y de nuestro propio éxito. Vernos como adultas maduras y capaces, que podemos tomar las cosas en nuestras manos, y podemos hablar de forma apropiada. Empezar a realmente creer que podemos hacer lo que los hombres pueden hacer. Dejar de aprovechar las excusas para quedarnos calladas y sumisas, dejar de echarle la culpa a los hombres, o a las jerarquías, o a la misoginia, o a, lo más tonto de todo, el "privilegio", y empezar a practicar, simplemente ser más asertivas. Despertar al hecho de que, en realidad, la falta de mujeres destacadas es un tema en casi todos los ámbitos de la vida, y muchas, probablemente la mayoría de las organizaciones son conscientes de ello y aprovecharán la oportunidad de poner a una mujer en una posición de liderazgo.

No estoy diciendo que todos los hombres, o incluso todas las mujeres, sean iluminados en este tema, o que el sexismo esté muerto. Lo que digo es que nosotras, las mujeres, no nos hacemos ningún favor al asumir que el sistema está malévolamente configurado en nuestra contra, o por alegar prejuicios cuando, de hecho, hemos sido lentas e incluso reticentes a aprovechar las oportunidades que están ahí. Las puertas están abiertas - pero no es bueno sólo quedarnos de pie en el umbral y mirar temerosamente todo lo que hay al otro lado. Todo lo que tenemos derecho a exigir es que no haya barreras especiales puestas en nuestro camino por el hecho de ser mujeres: no hay que exigir que los hombres hagan más de lo que les corresponde para hacérnoslo más fácil de lo que debería ser. Todavía tenemos que convocar nuestro coraje y nuestra confianza, y pasar a través de esa puerta abierta. Y lo que estoy diciendo es que, en mi experiencia, ya sea en el movimiento ateo o en otras partes del mundo occidental (en Europa occidental, al menos), las mujeres que simplemente hacen eso, casi siempre serán bienvenidas. Sólo tenemos que HACERLO.

Sí, está el ocasional Neandertal, en cualquier aspecto de la vida. Pero depende de nosotras si dejamos que nos disuada de hacer lo que realmente queremos hacer. ¡No vamos a darle ese poder sobre nosotras! Podemos elegir subir por encima de él (o dejarlo de lado) y seguir persiguiendo nuestros propios objetivos. Y lo que estoy sugiriendo es precisamente la actitud que he encontrado en la gran mayoría de mujeres exitosas que he conocido en una amplia gama de ámbitos de la vida. En casi cualquier campo que importa tener en cuenta, las mujeres que han llegado a la parte superior, por lo general no simpatizan con la idea de que los hombres o el sistema están desesperadamente tratando de detenerlas. Simplemente han adoptado las tácticas que estoy describiendo aquí, y se han negado a dejar que nada las detenga. Desde luego, no han desviado su atención de sus objetivos para preocuparse de cómo las tratan los hombres, y ellas no han esperado a que los hombres les den permiso para tener éxito. ¿Vamos a decir que sus voces y experiencias no cuentan, porque lo han hecho? ¿Que el hecho mismo de su éxito las hace "privilegiadas" más allá del punto de tener algo válido para decir sobre el tema? Que cualquier mujer que ha logrado un éxito no cuenta o ni siquiera puede promoverse como una prueba más de que las mujeres "normales" no pueden hacerlo? ¿No sería realmente extraño, parecido a la Iglesia Católica Romana tratando de voltear las dudas de la Madre Teresa como una prueba más de la veracidad de sus creencias?

Mi último punto, a diferencia de todo lo que he estado diciendo, es específico para el movimiento ateo. El activismo es, por definición, controvertido: no necesitamos activistas de causas que ya están ampliamente aceptadas. Esto significa que el conflicto viene con el territorio. Los activistas deben ser capaces de hacerle frente a eso, tenemos que ser capaces de tratar con personas que realmente quieren silenciarnos y desacreditarnos a cualquier precio. Puede volverse desagradable. Y la división religión/ateísmo -como estoy segura de que no es necesario explicarle a nadie aquí- es una de las áreas más agresivas para el activismo que hay, en gran medida porque la religión es algo visceral, a lo que las personas se adhieren con toda la fuerza de sus emociones. Con demasiada frecuencia, no es un debate educado, bonito, agradable. Puede ser sucio. Es probable que cualquier persona -hombre o mujer- que esté considerando en adquirir un papel protagonista en este campo se esté metiendo en una considerable cantidad de cosas muy desagradables. No hay ninguna razón por la que las mujeres no deberían ser capaces de hacer frente a esto, así como los hombres pueden. Pero me resulta difícil ver cómo alguien que es tímido al hablar dentro del movimiento, frente a las personas que están en términos generales de su lado, va a ser capaz de lidiar con algunos de los abusos que empezarán a llegar en su dirección de parte de los que están fuera del movimiento, si él o ella se hace más prominente.

Miren en las páginas de cualquier libro de autoayuda que tengan la delicadeza de levantar. No importa si es sobre el desarrollo profesional, el cumplimiento de sus ambiciones, comunicar con mayor claridad, o la construcción de su confianza y autoestima, lo único común a todos ellos es que no encontrarán una sección aconsejando "Nunca te pierdas la oportunidad de chillar sobre lo injusto que es el mundo, lo oprimido que estás, y cómo cualquiera que sugiera lo contrario es una mala persona o un ignorante que está, evidentemente, tratando de mantenerte abajo".

Lo que hemos visto sin cesar en las páginas de lo peor de los blogs en ​​el transcurso del último año y un poco más es sólo una autocomplacencia tediosa y contraproducente, alienante, divisiva y sin sentido. "Al diablo con el movimiento como un todo, vamos a pasar un año entero pidiendo que todo el mundo hable de lo difícil que es ser yoooooooo".

También es profundamente irónico. ¿Recuerdan la conferencia de Mujeres en el Secularismo la otra semana? ¡Cómo fue aclamada esa conferencia por las Hermanas Oprimidas y su Estribillo Masculino Aprobado! Pero, ¿vieron la lista de ponentes? ¿Cuántas de esas oradoras no estaban ya bien establecidas en el movimiento? ¿Cuántas no tenían ya una plataforma regular en las actuales conferencias ateas/laicas/escépticas? ¿Cuántos nombres nuevos hubo, a cuántas nuevas mujeres secularistas se les concedió un espacio, dado que no estaba la malvada misoginia obrando para evitar que nuevas mujeres finalmente consiguieran un espacio en el movimiento? Voy a dejar que ustedes comprueben eso por sí mismos. ¡Hablando de "Cuatro piernas bueno, dos piernas mejor"! Lejos de animar a mujeres nuevas a participar, esta histérica e injustificada insistencia sobre lo peligrosas que son nuestras conferencias para las mujeres, lo hostil que es nuestro movimiento para ellas, las indignidades y humillaciones a las que serán expuestas si se atreven a poner los pies sobre el umbral escéptico podría haber sido calculada para asustarlas. DJ Grothe fue, como era previsible, abatido en furiosas llamas por las Hermanas cuando se atrevió a sugerir una cosa así hace poco tiempo, sin embargo, la propia Ophelia Benson nos quiere hacer creer que ella fue ahuyentada de asistir a una conferencia debido a los mensajes exagerados y excesivos que recibió sobre los terribles riesgos a los que se enfrentaría si iba. ¿Por qué debería ella ser la única mujer en reaccionar de esa manera? ¿Por qué no se desanimarían también otras mujeres de asistir, después de leer las interminables reivindicaciones ridículamente exageradas sobre lo peligroso que sería para ellas si asistían?

Esto es lo que es tan frustrante sobre el tonto asunto en su conjunto. La situación en las conferencias ha sido exagerada y distorsionada más allá de todo reconocimiento, y cualquier número de escépticos masculinos asistentes y un organizador de conferencias, en particular, han sido escandalosamente difamados en el proceso. Es más, todo el furor sólo ha empeorado las cosas para las mujeres: en primer lugar, diciéndoles de forma efectiva que tendrían que estar locas para arriesgarse a involucrarse en el escepticismo; en segundo lugar, enviando de forma constante un mensaje de muy poca ayuda de que son víctimas y que enfrentarán nada más que opresión; y en tercer lugar, mediante el refuerzo de todos los estereotipos sexistas negativos contra los que muchas feministas reales han estado trabajando muy duro durante muchos años para superar. Durante años las mujeres fueron mantenidas fuera de las posiciones de influencia, debido a la imagen estereotipada de ellas como histéricas, demasiado emocionales, demasiado subjetivas, irracionales, sobre-delicadas, etc., y desde hace años, mujeres de verdad han estado trabajando muy duro para demostrar la injusticia de ese estereotipo. Francamente, cuando veo que precisamente estas características están siendo pavoneadas con orgullo por personas que tienen el descaro de llamarse a sí mismas feministas (y desechando a quienes están en desacuerdo con ellas llamándolos misóginos), me siento totalmente disgustada.

Desde la publicación de mi comentario en WEIT el 8 de julio del 2011 he estado guardando silencio, sin querer echar más leña al fuego, a la espera de que las cosas se calmen y para que todos seamos capaces de volver a centrarnos plenamente en la promoción del escepticismo, o el laicismo, o el ateísmo, o la ciencia pura, de acuerdo con nuestros intereses personales. Pero eso claramente no ha sucedido, ni hay ninguna señal de que vaya a producirse pronto. Por el contrario, los lamentos y las cazas de brujas que emanan de ciertos cuarteles auto-denominados librepensadores se han vuelto más histéricos, más exagerados, más autocompasivos, más crueles y vergonzosos entre más tiempo ha pasado. Y mientras tanto, su matoneo ha llevado a que muchos de los que no están de acuerdo con ellos simplemente no tengan el estómago para la saña que les espera si se deciden a hablar, con el resultado de que hay un riesgo de que las opiniones de los que gritan más fuerte sean erróneamente vistas como la corriente dominante. Yo no creo que sean la corriente dominante. Muchas, muchas personas buenas en nuestro movimiento, hombres y mujeres, están enfermos y cansados de este sinsentido, y están tan disgustados como lo estoy yo.

Muchos de ellos están profundamente desilusionados con el movimiento por caer en la paranoia y la demagogia ideológica y por demostrar el tipo de irracionalidad histérica que normalmente sólo esperarían encontrar entre lo peor de los religiosos y los traficantes de woo.

Los verdaderos escépticos son mejores de lo que uno pensaría de la lectura de ciertos blogs.
Los librepensadores de verdad son mejores de lo que uno pensaría de la lectura de ciertos blogs.
Las feministas de verdad son mejores de lo que uno pensaría de la lectura de ciertos blogs.
Y las mujeres auténticas son mejores de lo que uno pensaría de la lectura de ciertos blogs.

Y así no voy a estar más en silencio. Espero que otros hablen también, pero aún más, espero que podamos comenzar a ver un nuevo enfoque acerca de lo que en realidad se supone que es el movimiento: la oposición a la irracionalidad, en vez de la propagación de la misma.

Paula Kirby
01 de julio del 2012

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