martes, 23 de julio de 2013

El adoctrinamiento de la madre Laura



Ya había cuestionado la 'obra' de Laura Montoya, pero por si faltara dejarlo más explícito, Simón Blair termina de poner los puntos sobre las íes:

¿[Q]ué enseña una monja? Según sus fuentes biográficas no recibió instrucción en matemáticas, ciencias o alguna otra materia de verdadera índole educativa. No, ella se dedicó a evangelizar, a alienar, a construir el conjunto educativo como una muralla para la gente ciega. Primero, en todos los colegios en que trabajó, incluso como directora, después con los ya mencionados Embera chamí.

Uno cree en los ideales en los que se formó, y cree que ellos son eternos, indiscutibles y seguirán navegando por el río del tiempo. Esto es posiblemente en lo que creyó Laura y no hubo marcha atrás. Creyó que estos “hijos del demonio” necesitaban escuchar la palabra de su dios, para que que así pasara de generación en generación, como la mayoría de las creencias irracionales.

Pasar de la absurda creencia del jaibanismo al cristianismo es una vuelta de 360 grados: una vuelta del bobo. No estamos llegando a ningún lugar.

Me encanta como concluye:

Las creencias de los Embera chamí son tan estúpidas, que adoptar la estupidez del cristianismo no los aparta de su destino común. Estaban engañados y seguirán engañados. No importa si bajo una catedral o bajo una casa de paja. No importa si aspiran el humo del incienso, o si se drogan con el humo del chamán. Un engaño es un engaño, y las causas, en este caso, no importan.

(vía KleyAsmir)

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