miércoles, 5 de abril de 2017

La evolución favorece la religión



Una de las más crueles ironías de la vida. Quienes hemos pasado algún tiempo atentos al debate sobre religión, ateísmo y laicismo, hemos visto todo tipo de afirmaciones: desde las que insisten que el islam será la religión predominante en 2050 —basados en cálculos mal hechos— hasta los que dicen que la religión tendrá un declive monumental en los próximos 30 años, lo que para mí ya peca —si me permiten el juego de palabras— de pensamiento mágico.

La futurología se le da mal a cualquiera, y por eso los profetas hacen parte del paisaje religioso y no del mundo real. Sin embargo, con la ciencia de nuestro lado, siempre se pueden hacer conjeturas educadas. Y precisamente, de eso trata un estudio publicado en marzo, que le augura un futuro poco prometedor al laicismo — resulta que la evolución tiende a favorecer el pensamiento religioso:

Durante más de un siglo, los científicos sociales han predicho disminuciones en las creencias religiosas y su reemplazo con perspectivas más científicas / naturalistas, una predicción conocida como la hipótesis de la secularización. Sin embargo, el escepticismo que rodea esta hipótesis ha sido expresado por algunos investigadores en las últimas décadas. Después de revisar la evidencia y los argumentos pertinentes, examinamos algunos aspectos de la hipótesis de la secularización a partir de lo que se denomina una perspectiva biológicamente informada. Sobre la base de muestras grandes de estudiantes universitarios en Malasia y EEUU, la religiosidad, la afiliación religiosa, y la fertilidad de los padres se midieron a través de auto-informes. Se analizaron tres indicadores de religiosidad, resultando en un índice para la religiosidad. Los resultados revelan que la fertilidad media de los padres varía considerablemente según los grupos religiosos, siendo los musulmanes los más religiosos y los más fértiles y los judíos y los budistas los menos. Dentro de la mayoría de grupos religiosos, la religiosidad se asoció positivamente con la fertilidad de los padres. Si bien son de naturaleza transversal, cuando nuestros resultados se combinan con evidencia de que tanto la religiosidad como la fertilidad son rasgos hereditarios sustanciales, los resultados son consistentes con la visión de que las tendencias anteriores hacia la secularización (debido a la educación científica que rodea los avances en la ciencia) actualmente están siendo contrarrestadas por las fuerzas genéticas y reproductivas. También proponemos que la asociación inversa entre inteligencia y religiosidad, y la correlación inversa entre inteligencia y fertilidad llevan a predicciones de una disminución del laicismo en el futuro previsible. En la discusión se propone y se defiende una hipótesis de contra-secularización. Esta afirma que es probable que el laicismo sufra una disminución a lo largo del resto del siglo XXI, incluida Europa y otras sociedades industriales.

Vale la pena aclarar que esto no significa que una religión u otra vaya a ser predominante, pues el rasgo que se hereda es la religiosidad, pero no la creencia en tal o cual amigo imaginario.

Es sólo que va a haber una mayor tendencia a la creencia religiosa; no necesariamente la de los padres.

Y como no conseguimos que las violaciones al laicismo sean tomadas en serio —ni siquiera entre las poblaciones que más se han visto favorecidas por este, como los LGBTI, los propios ateos, y las mujeres—, sino que siguen siendo vistas como un problema del primer mundo, las probabilidades de que volvamos por el sendero de la Inquisición son muy altas.

En este momento, la respuesta de que a la realidad no le importan las creencias ni los sentimientos de los creyentes no resulta tan satisfactoria como solía serlo.

(vía Yeyo)

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Publicado en De Avanzada por David Osorio

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