martes, 27 de noviembre de 2018

Marta Lucía Ramírez contra la apostasía



Antier, domingo 25 de noviembre, la Asociación de Ateos de Bogotá llevó a cabo una jornada de apostasía masiva, para facilitar el éxodo de la Iglesia Católica de todos aquellos que no son católicos. Hasta ahí, normal: la promoción de la renuncia a la Iglesia Católica es una tarea constante en el activismo por los derechos de los no-creyentes, pues nadie tendría que ser etiquetado como parte de una institución en la que no cree — especialmente, cuando esos números inflados se utilizan para promover leyes injustas y codificar el privilegio religioso en el ordenamiento jurídico.

A algún llorica con contactos le habrá sentado mal la campaña, porque esta llegó a oídos de la vicepresidente de Colombia, Marta Lucía Ramírez, que decidió responder a la campaña en Twitter, sin siquiera molestarse en averiguar de qué va:

A tantos jóvenes a los que invitan hoy 25 de noviembre a apostatar de sus creencias católicas , quiero decirles que tener fe en Dios y creer en el Espíritu Santo, me ha dado siempre una fuerza enorme para vivir y querer servir a pesar de todas las dificultades.

Empecemos por lo básico: una campaña de apostasía no está dirigida a los creyentes católicos — es que, precisamente, la campaña va dirigida a quienes no son católicos, y que quieren dejar eso bien claro. A mí no me cabe en la cabeza que una persona que se respete permita que su nombre siga vinculado a la Iglesia Católica, pero así como la señora Ramírez y los demás católicos tienen derecho a que los incluyan en ese registro, mutatis mutandis, los no-católicos también tenemos derecho a que se nos desvincule de esa milenaria mafia criminal.

A nadie se le "invita a apostatar de sus creencias católicas". A quienes han aunado el coraje y la honestidad intelectual para dejar de creer en los disparates vaticanos, se les invita a que formalicen lo que, de otra forma, ya es el estado de cosas: si no son católicos no tiene sentido que se sigan identificando como tal. No sé, esto no me parece ciencia de cohetes, como para que a Ramírez le cueste comprenderlo. Una persona con un cerebro funcional, que no cree en cuentos de hadas, no tendría por qué ver manchado su buen nombre con asociaciones deshonrosas.

Ahora, lo de que su amigo imaginario le dio fuerzas para vivir es proselitismo religioso mondo y lirondo. Hay una corriente jurídica que dice que Ramírez usó su cuenta personal y que la cuenta de Twitter de la Vicepresidencia se abstuvo de meterse en el tema, y que hay que hacer la diferencia entre la cuenta oficial del cargo y la cuenta personal de Ramírez.

Otra corriente dice que Ramírez ocupa una función pública 24 horas, siete días a la semana, y que por ende, todos sus actos públicos, o en público o transmitidos al público necesariamente involucran su cargo. De hecho, parece que la propia Ramírez seguiría esta vertiente, puesto que la descripción en su cuenta de Twitter reza muy escuetamente "Vicepresidenta de la República de Colombia. 2018 - 2022". En este orden de ideas, Ramírez violó la Constitución en vista de que Colombia es un Estado laico y sus funcionarios públicos no pueden hacer proselitismo en ejercicio del cargo. (Una razón similar por la cual un juez federal le prohibió a Trump bloquear con su cuenta personal usuarios en esa red social.)

En lo personal, estoy con Ramírez: si ella misma reduce su presencia en línea al hecho de que es Vicepresidente, cabe esperar que su conducta pública en Internet cumpla con todas las obligaciones propias del cargo.

Normalmente, exhortaría a la Asociación de Ateos de Bogotá a demandar a Ramírez y la oficina de la Vicepresidencia, pero creo que en este caso vale la pena hacer una excepción: el desprecio por la Iglesia Católica no siempre viene acompañado del conocimiento de que se puede renunciar a ella. Yo apuesto a que el tweet de Ramírez, junto con sus 1.200 retweets, hizo más por la apostasía, facilitando que el concepto —y, con él, la posibilidad— llegara a personas que, de otra forma, no se habrían enterado jamás de esa opción.

En serio, necesitamos más políticos que se pronuncien contra la apostasía de manera tan obtusa como Ramírez — si su pereza intelectual e ignorancia autocomplaciente ayudan a que más personas sepan que pueden renunciar a la Iglesia Católica, no deberíamos echar ese potencial en saco roto.

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Publicado en De Avanzada por David Osorio

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