jueves, 11 de julio de 2019

"¡Rechazo su hipótesis!"



A finales de julio se llevará a cabo el lanzamiento mundial de la novena película de Quentin Tarantino, Once Upon a Time... in Hollywood, una ucronía en clave de dramedia que narraría los días que precedieron al asesinato de la actriz Sharon Tate en agosto de 1969 a manos del culto de Charles Manson; los hechos son contados a través de los vecinos de Tate — el actor Rick Dalton y su doble de acción Cliff Booth, interpretados respectivamente por Leonardo DiCaprio y Brad Pitt.


La película fue estrenada en el Festival de Cannes en mayo y, durante la conferencia de prensa, Tarantino fue asaltado con una pregunta capciosa por la corresponsal Farah Nayeri del New York Times (por supuesto), quien quiso saber por qué Margot Robbie —la actriz que interpreta a Tate en la cinta— no tuvo la misma cantidad de diálogo que el resto de protagonistas, sugiriendo implícitamente que había un sesgo deliberado por parte de Tarantino; la respuesta del genio que nos ha dado Reservoir Dogs, Pulp Fiction e Inglorious Basterds fue contundente:

"Bueno, simplemente rechazo tu hipótesis", respondió Tarantino, y no dijo nada más.

Robbie, quien estaba sentada a su lado y también se le pidió que comentara, sonrió ante la respuesta del director y, un poco nerviosa, dijo: "Creo que los momentos que tuve en la pantalla me dieron la oportunidad de honrar a Sharon". Y agregó: "Sentí que tenía mucho tiempo para explorar el personaje, incluso sin un diálogo específico, lo cual es algo interesante".

Cómo puede alguien sin un cromosoma extra acusar al creador de los dos volúmenes de Kill Bill de tener algún tipo de sesgo machista o contra las mujeres me supera, pero pues este es nuestro mundo ahora.

Yo ya era fan de Tarantino, antes de que se negara a dignificar la pregunta de Nayeri con una respuesta, y esto hace que lo admire aún más — el tipo no sólo es capaz de escribir diálogos complejamente alucinantes, sino que además tiene la suficiente integridad creativa para rechazar de plano el matoneo intelectual de la izquierda regresiva.

Para los que hasta ahora se están desayunando, la corrección política ha evolucionado desde el ya oligofrénico test de Bechdel —que equiparaba la ausencia de interacciones entre mujeres en las películas con sexismo—, y ahora hemos llegado hasta la comparación en cantidad de diálogo y el conteo de palabras; it's a thing!

Cualquier persona que haya escrito un diálogo en su vida sabe que la importancia de los personajes radica en qué dicen y no en cuántas palabras se les asignan. Un personaje con una sola línea de diálogo absolutamente inteligente podría ser la raison d'être de toda una obra, sin importar cuántas cosas dijeran los demás.

Esta es la razón por la que la corrección política es una amenaza para las industrias culturales y la creación artística: exigir que las obras cumplan con ciertos requisitos 'morales' atenta contra expresión del artista, y necesariamente tiene un impacto negativo sobre el contenido, cuando no resulta directamente en la censura (o autocensura).

Si bien es lamentable que alguien cuyo puesto consiste principalmente en la defensa de la libertad de expresión vaya por el mundo haciendo preguntas ridículas que no hacen sino llevar el estado de cosas más cerca de la censura, hay que celebrar respuestas como la de Tarantino y emular su ejemplo siempre que sea necesario.

Del conjunto de malas ideas en el mundo, la de permitir que el pensamiento mágico dicte los contenidos definitivamente tiene que ser una de las peores, no muy lejos de las religiones. Y rechazar esas hipótesis cuando reclaman que no se siguió su pauta se antoja como una de las mejores respuestas.

(imagen: BBC)

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Publicado en De Avanzada por David Osorio

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