martes, 28 de junio de 2022

Muerte por homeopatía



En India, el mejunje homeopático Arsenicum Album 30C (AA30) es preparado a partir de trióxido de arsénico, una sustancia altamente tóxica con el potencial de causar lesiones agudas y crónicas en múltiples sistemas orgánicos, principalmente en la piel, los pulmones, el hígado y los riñones. El preparado se prescribe muy liberalmente a adultos y niños, como un supuesto potenciador del sistema inmune, que presuntamente ayudaría a prevenir las infecciones por COVID-19.

Un grupo de investigadores presentó tres casos de lesión hepática aguda, que condujeron a la muerte de un paciente con cirrosis por esteatohepatitis no alcohólica (EHNA) subyacente, tras el consumo de AA30 para la prevención del COVID-19:

lunes, 20 de junio de 2022

Las plegarias por salud y los enfermos no sirven



El tema de la plegaria posiblemente sea el ejemplo más claro entre las abundantes y exquisitas contradicciones internas de las teologías cristiana y católica — si se cree en un dios que tiene un Plan Divino, la oración ciertamente sobra, pues todo va de acuerdo al plan (ese tumor, el accidente que dejó huérfana a una familia, el no poder pagar las cuentas a fin de mes...). En cambio, si la oración sirviera de algo, pues no es muy brillante esa deidad, que pudiéndolo todo y sabiéndolo todo, igual puede venir el primer manteco a cambiarle los planes sólo porque lo pide mucho, muchito. Ya decía George Carlin que es un poco presumido esperar que dios cambie tooooodo su Plan Divino sólo porque uno cree que tiene una mejor idea de cómo deberían ser las cosas.

Afortunadamente nos podemos ahorrar las sesiones de filosofía, pues contamos con estudios científicos rigurosos y metodológicamente robustos sobre las plegarias. Veamos.

El primer estudio al respecto se publicó en 2006, y analizaba los efectos terapéuticos de las plegarias por pacientes de cirugía de bypass coronario alojados en seis hospitales diferentes. Los pacientes fueron divididos en tres grupos: al primer y segundo grupos de pacientes les dijeron que tal vez se elevarían plegarias por ellos; a los pacientes del tercer grupo se les dijo que definitivamente habría plegarias por ellos. El estudio contó con la colaboración de tres iglesias cristianas que sólo rezaron por los pacientes del primer grupo.

Para sorpresa de nadie, no hubo diferencias significativas entre los pacientes de ninguno de los tres grupos, dejando meridianamente claro que las plegarias ofrecidas por muchas personas no tienen absolutamente ningún beneficio sobre la salud de los demás.

En 2017, la Cochrane revisó 17 ensayos controlados aleatorizados, y su metaanálisis llegó a la conclusión de que no hubo diferencias significativas de la oración de intercesión sobre las muertes, el estado clínico general, el reingreso a la Unidad de Cuidados Coronarios, ni sobre la re-hospitalización.

El tercer estudio con el que contamos es uno que analizó las plegarias que las congregaciones católicas hacen por la salud de su respectivo obispo —una práctica rutinaria en la misa—. El estudio comparó la longevidad de 857 obispos católicos, 500 sacerdotes católicos y 3.038 profesores universitarios masculinos de seis países. Los resultados indican que los obispos y sacerdotes no viven por más tiempo que los profesores universitarios.

Supongo que son noticias un tanto incómodas para los adoradores del zombie judío, en cualquiera sus sectas: o están adorando a la deidad equivocada, o igual a su deidad le trae al pairo si le ruegan por la salud o la vida de un ser querido. Qué curioso — ¡es casi como si el dios cristiano-católico no existiera!

¿Alguien quiere aventurar qué contorsiones de gimnasia mental veremos para conciliar todo esto? Mi apuesta es que incluso los creyentes más bien cuerdos seguirían elevando plegarias por los enfermos —o haciendo toda la pantomima como si lo hicieran— porque les sirve como señalización de virtud, incluso si ellos mismos no se lo creen, y no pueden ofrecer una explicación coherente.

(vía Center for Inquiry | imagen: Ben White)

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miércoles, 8 de junio de 2022

Agencia Europea de Químicos no encuentra que glifosato cause cáncer o riesgos reproductivos



Para los lectores habituales del blog, la noticia de que un estudio metodológicamente serio y riguroso no halló evidencia de que el glifosato cause cáncer o abortos no será tremendamente nueva, y tal vez quieran empezar este post dos párrafos más abajo. Para los lectores más nuevos, una pequeña introducción: hace unos años, la IARC publicó un estudio con tantos errores como para detener un cohete en el que concluía que el glifosato era probablemente cancerígeno — desde entonces, un nutrido número de organismos de investigación, investigadores independientes y agencias reguladoras han fallado sistemáticamente en reproducir esos resultados, cuando han llevado a cabo estudios bien diseñados. Entre quienes no han podido encontrar que el glifosato cause cáncer se encuentran la EFSA, la FAO, la OMS —de la que la propia IARC hace parte (!)—, la EPA neozelandesa, y el Grupo de Evaluación del Glifosato de la Unión Europea (AGG).

Para completar, en Colombia hizo carrera un 'estudio' tan defectuoso como el de la IARC, que concluía que el glifosato causaba abortos. Esta idea también fue puesta a prueba en algunos de los papers metodológicamente robustos ya mencionados, y no se encontró evidencia que la respalde, así que ha sido descartada... al menos por quienes se toman la ciencia en serio; aunque esta conclusión incómoda es ignorada rutinariamente por ciertos periodistas 'científicos' e impulsores de políticas públicas que se guían más por la ideología que por la evidencia. Ahora sí, ya todos al día.

Pues mira por dónde, que la Agencia Europea de Químicos (ECHA) también puso a su Comité de Evaluación de Riesgos (RAC) a analizar el glifosato, y tampoco encontraron que haya méritos para justificar un cambio en su nivel de riesgo, como se desprende de su comunicado de prensa:

lunes, 6 de junio de 2022

Por reclamo musulmán, Universidad retira imagen de mujeres en hijab besándose por Día contra la Homofobia



Western University, un centro académico en la ciudad de London, Ontario (Canadá), se vio envuelta en una absurda polémica el pasado 17 de mayo, Día Internacional contra la Homofobia, Bifobia y Transfobia, porque publicó una imagen en sus redes sociales, literalmente "celebrando el poder del amor" — la imagen incluía el dibujo de dos mujeres en hijab a punto de darse un beso:

miércoles, 1 de junio de 2022

Nueva Zelanda equipara creacionismo maorí con ciencia



Desde hace dos años, el gobierno de Nueva Zelanda viene promoviendo la inclusión de la cosmología maorí (mātauranga māori) en los currículos escolares, en nombre de la integración cultural y social.

Sin embargo, parece que esta política pública pretende ir más lejos en su promoción de la diversidad entre personas con diferentes ascendencias y trasfondos culturales, ya que además quiere equiparar las colecciones de mitos y leyendas maoríes con la ciencia; es decir, que en Nueva Zelanda el conocimiento que nos ha permitido desarrollar la computación cuántica y poner robots en Marte está oficialmente a la par con la idea de que que todos los seres vivos se originaron con Rangi y Papa, la Madre Cielo y el Dios Cielo — el mito creacionista maorí. La ambiciosa propuesta también pretende enseñarle a los niños neozelandeses que la ciencia es una invención europea y que se ha usado para justificar la colonización de los maoríes (?) y la supresión del 'conocimiento' maorí (??) y otros pueblos indígenas.

Ante la absurda e ignorante propuesta, seis valientes científicos y un filósofo, todos de la Universidad de Auckland, escribieron una carta, En defensa de la ciencia, donde enfatizan que la ciencia es una empresa humana, que ha crecido con aportes provenientes de distintas culturas; también señalan que consideran importante enseñar la cosmología maorí, y hasta sugieren que puede ayudar a avanzar la empresa científica, pero que no es ciencia, y que ponerla al nivel de la ciencia es un perjuicio para las mentes en formación.

¡Horror! A juzgar por la respuesta del establecimiento neozelandés, uno pensaría que estos académicos se robaron la primera Constitución del país, le defecaron encima, la envolvieron en la bandera, y le prendieron fuego en medio del Parlamento, o algo.