La serie de protestas y disturbios contra la brutalidad policial que se produjeron tras al asesinato de George Floyd, un hombre negro, después de que un policía blanco se le arrodillara en el cuello hasta segar su vida el pasado 25 de mayo en Minneapolis han invitado cambios, reflexiones y discusiones. Increíblemente, una discusión que ha parece haber surgido nuevamente es la pregunta sobre la legitimidad del vandalismo y la destrucción como forma de protesta.
Para mí, es claro que el vandalismo y la comisión de delitos no son los medios para conseguir el fin deseado, que pretender mantener a otras personas rehenes de la amenaza del vandalismo y la destrucción, e incluso de violencia, so pena de que el Estado implemente los cambios exigidos es la premisa básica del terrorismo. Lamentablemente, algunos se han dejado llevar por la rabia , y han terminado justificando los disturbios.
El que para mí es el peor intento de justificar la comisión de delitos en nombre de la igualdad y la justicia ha venido de quienes se escudan en las palabras de Martin Luther King Jr. citando esta frase: