El gobierno del presidente Juan Manuel Santos le dio un golpe mortal a la privacidad de los ciudadanos con el decreto 1704 del 2012, que pone jugosa información sobre los usuarios de telefonía móvil (o sea, todos) a disposición de cualquier entidad. Por si fuera poco, el dichoso decreto acaba con el anonimato en Internet.
Gracias al decreto 0854 del 2012 [PDF], los secretarios y subsecretarios del congreso ganarán la nada despreciable suma de 21 millones de pesos.
Los senadores que iban a discutir sobre el matrimonio igualtiario, simplemente no se presentaron a la sesión.
Roy Barreras, presidente del Senado, le ha arrendado, por dos años, nuevas mafionetas a sus colegas, por la bicocadita de 29 mil millones de pesos. Este despilfarro de dinero de los contribuyentes fue rechazado por el único senador respetable del país, Camilo Romero.
El gobierno de Santos todavía no sale de su asombro de que sus nuevos amiguines, los terroristas de toda la vida, hagan lo que se les da mejor: terrorismo.
Leonidas Bustos, impresentable presidente de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia decidió hacer una fiesta obligatoria y exigirle al resto de la corporación una contribución también obligatoria (!).
Como para 'cerrar con broche de oro' este asunto, el Gobierno decidió retirar a Colombia del Pacto de Bogotá. Ahora ya no resolvemos nuestros problemas en tribunales del siglo 21, sino mediante las declaraciones de guerra, como buena Banana Republic. Porque nada grita mejor "No entiendo la democracia" que hacer este tipo de pataletas cuando los organismos de justicia no le dan la razón a uno.
Y por si fuera poco, con su completa ausencia de entendimiento de cómo funcionan los órganos de justicia no sujetos al poder ejecutivo, los uribestias han convocado un Cacerolazo Pa' Santos. Todo sirve para hacer política y empujar una agenda goda, recontragoda.
El Espectador titula, como si fuera la gran maravilla, que "Asistir suicidio a un enfermo terminal sería delito excarcelable"... después de pagar dos años de cárcel. Las palabras del senador Armando Benedetti al respecto fueron completamente lamentables, pues su proyecto es una eutanasia limitada a lo que el congresista entiende por sufrimiento.