jueves, 27 de junio de 2024

El apicalipsis que no fue



En 2013, el periodista Bryan Walsh abrió las puertas al pánico con la publicación de un artículo de portada en la revista Time que anunciaba la inminente extinción de las abejas melíferas por culpa del desorden del colapso de las colonias (CCD), y la consecuente catástrofe que esto acarrearía — el hombre lo describía casi que como un evento de nivel apocalíptico.

Las respuestas al artículo fueron variadas. El periodismo mainstream dio por cierta la profecía sin detenerse a cuestionarla o investigarla, y replicaron sus premisas y conclusiones casi que copi-pegándolas, lo que sirvió para darle un barniz de mayor legitimidad (como si aparecer en Time no fuera suficiente) y propagar el miedo. Muchas personas se metieron de lleno en la apicultura, y empezaron a cultivar abejas melíferas con la intención de salvarlas (y salvar al mundo).

Por su parte, los pseudoambientalistas aprovecharon la situación para adelantar campañas contra los insecticidas neonicotinoides y los transgénicos, a pesar de que la relación entre estos y productos y el CCD era poco menos que inexistente. La campaña tuvo éxito; y la Unión Europea impuso una moratoria sobre los neonicotinoides. Una vez más la política publica había sido envenenada por la ideología, en vez de ser informada por la evidencia.

En aquel entonces señalamos que la mejor evidencia disponible apuntaba a que el CCD era ocasionado por el ácaro Varroa destructor, y que aunque el problema merecía atención, no era de las proporciones apocalípticas pintadas por Walsh, la prensa general, y los pseudoambientalistas.

¿En qué terminó todo una década después?

martes, 11 de junio de 2024

Algodón transgénico da resultados en Australia y Kenia



Desde hace más de 10 años sabemos que el algodón modificado genéticamente para producir las proteínas insecticidas de la bacteria Bacillus thuringiensis —o algodón Bt— ha mejorado los rendimientos, los ingresos y la calidad de vida de los campesinos en países como Burkina Faso, India y China, a la vez que ha reducido el uso e impacto de los pesticidas en los cultivos.

En estos días ha habido reportes de otros dos países que han visto los beneficios de abrazar la ciencia y la tecnología — Australia y Kenia.