
A finales de la semana pasada, el gobierno escocés anunció que su ley de 'blasfemia' sería derogada, y las organizaciones laicas alrededor del mundo empezaron a celebrar la noticia.
Al parecer montaron la bestia antes de ensillar, porque el proyecto de ley con el que supuestamente se va a abolir el delito de blasfemia busca expandir las definiciones de los delitos de odio, y podría terminar enviando a la cárcel a las personas por tener ideas impopulares: