Pobres los reos de la cárcel de Río de Janeiro. Al parecer no es suficiente sufrimiento con vivir hacinados, tener unas vidas de porquería que nadie envidiaría, estar en un ambiente cargado de odio y rencillas personales, con pandillas que de alguna forma se dan las mañas para hacer aún más ruin y vil esa existencia.
Como si las cosas no estuvieran ya bastante cargadas, ahora les van a llevar a unos colegas embaucadores, religiosos:
Como si las cosas no estuvieran ya bastante cargadas, ahora les van a llevar a unos colegas embaucadores, religiosos: