Ohh, el fascismo colombiano, escondido bajo bonitos eufemismos como Restauración nacional o Colombia grande, libre y en paz está que se muerde los codos porque en el Congreso cursan proyectos de ley que defienden las libertades individuales.
Entonces su estrategia ha sido recurrir a la superstición para aprovechar el miedo entre sus seguidores y exacerbar su intolerancia:
Alejandro Ordóñez, ese aborto de la Inquisición que pretende imponer su asqueroso dios y la asquerosa moral -libre de valores- de su putrefacta religión folla-niños como epicentro de las políticas públicas, quiere ser reelegido para seguir ayudando a sus amigos y discriminando a las mujeres, los gays y los no-cristianos.
Y el Partido Liberal, que de Liberal sólo tiene el nombre, se ha comprometido con su reelección en el cargo, algo que Ordóñez explica así:
Si conocimos a los impresentables congresistas que conciliaron la deforma a la justicia, garantizando corrupción e impunidad para sus colegas, también deberíamos saber quiénes fueron los que aprobaron, en primer lugar, este adefesio.
Ese interés por los votos siempre se vio muy bien representado en el caso de Piedad Córdoba. Del Partido nunca oí un pronunciamiento, una declaración, ni nada parecido apoyando la gestión de Córdoba y su trato favorable y ventajoso para con los grupos terroristas... y tampoco hubo una postura oficial en contra. Así que ni la apoyaban -y no perdían votos-, ni la rechazaban y conseguían los votos de todos esos enajenados mentales que apoyan a la excongresista.
En el Congreso hay varios grupos, entre ellos los partidos más tradicionales, el Conservador y el Liberal. Después de ser amalgamados por la coalición de gobierno, por fin parecen estar defendiendo sus respectivas convicciones en el espectro político.
Los delirantes crédulos antilaicos, chupacirios, meapilas, incapaces de formular un solo pensamiento por sí mismos, son súperhomófobos. Los liberales, pareciera que no...
Hay tantas, pero tantas cosas que ni sé por dónde empezar.
Empecemos por la fiebre anticarros:
En Popayán se impuso una absurda medida que recorta las libertades individuales y establece horarios para las mototaxis. Es el toque de queda de los automotres, mejor conocido como Pico y Placa.
Ya haciendo mención al resto de partidos políticos, de hecho la totalidad de ellos, el Polo incluido, deciden darle el visto bueno a la exclusión de los abstencionistas del censo electoral. ¿Qué mejor prueba de que a todas esas mafias hambrientas de poder lo único que les importan son los votos porque se traducen en dinero? Mientras todos puedan tener su pedazo de pastel, ¿a quién le importan los derechos civiles?
Y si hay alguien a quien le sonríe el destino (de hecho, el Consejo de Estado), es al duopolio de la televisión, en vista de que se suspendió la licitación del tercer canal.