El caso de Yuliana Samboní estremeció conciencias y unió al país en un rechazo colectivo a todos los componentes de la escabrosa historia. Ante la imposibilidad de deshacer la violación y el asesinato de la menor, una respuesta unánime de repudio y rechazo es buena señal.
Sin embargo, el caso también ha sido instrumentalizado para promover agendas intolerantes. Por estos días, las secciones de opinión de los periódicos son velados llamados de regreso a la barbarie.