El país está camino a convertirse en una laguna gigante. Las lluvias no paran y la pésima infraestructura, coleccionada a través de los años gracias a toda clase de gobiernos corruptos, no ayuda.
Uno pensaría que al ser el País del Sagrado Corazón de Jesús tendríamos cierta palanca en aquello del Diluvio...
Ante el desespero, los niños de Simijaca y Fúquene, Cundinamarca, le ruegan al dictador celestial que paren las precipitaciones:
Es triste ver esa especie de fascinación porque los niños pierdan el tiempo rogándole favores a seres mitológicos inexistentes.
Uno pensaría que al ser el País del Sagrado Corazón de Jesús tendríamos cierta palanca en aquello del Diluvio...
Ante el desespero, los niños de Simijaca y Fúquene, Cundinamarca, le ruegan al dictador celestial que paren las precipitaciones:
Los niños que todos los días tienen que recorrer varios kilómetros para llegar hasta la Escuela La Estación, en zona rural del municipio de Simijaca, dicen que "rogamos a Dios para que cesen las lluvias y poder regresar a las viviendas", y recuperar la sonrisa que el invierno y la inclemencia de la naturaleza les arrebató.
Es triste ver esa especie de fascinación porque los niños pierdan el tiempo rogándole favores a seres mitológicos inexistentes.