Ratzinger lo ha hecho de nuevo. Su capacidad para soltar idioteces sin sentido y predicar que tiene alguna especie de moral superior consiguen que regurgite palabras con una frecuencia que envidiaría Ashley Olsen.
Por ejemplo, ahora en su cruzada contra el sexo, se ha despachado contra el turismo sexual, abogando por vacaciones aburridas:
Por ejemplo, ahora en su cruzada contra el sexo, se ha despachado contra el turismo sexual, abogando por vacaciones aburridas: