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martes, 29 de marzo de 2011

Colombia, Banana Republic: Varios, Muchos

Hay tantas, pero tantas cosas que ni sé por dónde empezar.

Empecemos por la fiebre anticarros:

En Popayán se impuso una absurda medida que recorta las libertades individuales y establece horarios para las mototaxis. Es el toque de queda de los automotres, mejor conocido como Pico y Placa.

En el Plan Nacional de Desarrollo apareció un artículo para crear un Fondo de Estabilización de Precios de Combustible. No entiendo muy bien qué beneficio traería a los contribuyentes que se cree o no se cree el dichoso Fondo. Igual, en Colombia se pagan de los precios más altos a la gasolina.

Vamos con la corrupción y los nulos avances en las obras:

Los avances en infraestructura están completamente frenados.

Los proyectos para grandes obras avanzan a la velocidad de una película francesa.

Los presupuestos, por supuesto, no coinciden: ahora todas las obras podrían costarnos 10 billones de pesos más de lo inicialmente previsto.

Eso no debería extrañarnos, en vista de lo rentable que resultan los atrasos en las obras (por supuesto, "rentable" nunca es para los contribuyentes). El 60% de las concesiones viales tienen retrasos.

Vamos con la Política y empiezo con el Partido Liberal:

El Partido Liberal ahora funciona como una molesta cadena de Internet. Aunque es una forma de democracia, dijéramos más transparente, es de lo más populista que he visto. Es una nueva modalidad de captación de militantes. Claro que no es de extrañar, si el Presidente del partido hace apología de esa ridícula tradición nacional que pretende negociar con terroristas; formula que, ya deberíamos tenerlo más que comprendido, nos lleva al desastre. Los terroristas no quieren negociar. Viven muy bien como están: con tierras robadas, campesinos desplazados, viviendo del narcotráfico y el terror sembrado.

Ya haciendo mención al resto de partidos políticos, de hecho la totalidad de ellos, el Polo incluido, deciden darle el visto bueno a la exclusión de los abstencionistas del censo electoral. ¿Qué mejor prueba de que a todas esas mafias hambrientas de poder lo único que les importan son los votos porque se traducen en dinero? Mientras todos puedan tener su pedazo de pastel, ¿a quién le importan los derechos civiles?

Las cosas tampoco andan muy bien en Boyacá:

Yo no comería en el restaurante estudiantil de la Universidad UPTC de Duitama. Haya sido infección, afección viral o amebiasis, estoy bien sin ninguna de esas.

También en el departamento de Boyacá, una de la zonas más ricas en agua, hay escasez de agua.

Y si hay alguien a quien le sonríe el destino (de hecho, el Consejo de Estado), es al duopolio de la televisión, en vista de que se suspendió la licitación del tercer canal.

lunes, 14 de marzo de 2011

Sigamos el ejemplo de Barranquilla

Siempre me he opuesto a las medidas tipo toque de queda que restringen las libertades individuales y el Pico y Placa es una de ellas.

Por eso me parece que vale la pena resaltar que en Barranquilla están pensando en acabar con la medida:

Autoridades estudian desmonte ante los resultados adversos que se han obtenido.

La primera evaluación realizada por la Secretaria de Movilidad da cuenta que solo en un 19 por ciento mejoró la circulación en la capital del Atlántico, razón por la cual el Distrito tiene previsto tumbar la medida.

Si bien el Secretario Distrital de Movilidad, Jaime Pumarejo, destaca que gracias a la medida muchos barranquilleros están llegando más temprano a sus destinos, no descarta que sea tumbada, pues los resultados demuestran que no hay méritos suficientes para mantenerla.

La guerra contra los carros ha sido de lo más estúpido que he atestiguado en este país. Todo inició con la idea de Peñalosa de volver Bogotá como un Amsterdam, a la brava, por la fuerza y en contra de lo que la ciudadanía quería: más y mejores vías para poder utilizar sus carros, en vez de que les prohibieran sacarlos a la calle.

martes, 1 de febrero de 2011

Colombia, Banana Republic: Día Sin Carro y Límite al Derecho a Pensar

Hace algunos años, un alcalducho de Bogotá conjugó su odio por los carros, su lucrativo negocio de Transporte Público -ávido y ávido de usuarios- y su afición por los toques de queda para decretar en la ciudad el Día Sin Carro, el primer jueves de cada Febrero. Once años después, la medida sigue en pie. Y lo que es peor: Enrique Peñalosa, su progenitor, es candidato a la Alcaldía y cuenta con el apoyo de ese otro amigo de los toques de queda, payaso y camarada suyo, Antanas Mockus.

Por si fuera poco, el procurador, Alejandro Ordóñez, ese tinterillo con diploma que no entiende de separación entre la Iglesia y el Estado, ahora asegura que la ¡libertad de pensamiento tiene límites!:
Dentro de un orden democrático y justo no existen, ni pueden existir, derechos o principios absolutos, por lo que las libertades de pensamiento y de expresión sí pueden tener límites o restricciones.

Así lo indicó el procurador General de la Nación, Alejandro Ordóñez Maldonado

lunes, 30 de agosto de 2010

La Trampa Peñalosista

Existen en Colombia todo tipo de despropósitos, casi al punto de decir que en eso no nos sacamos una buena calificación sino un as bajo la manga. Entre esos ha hecho carrera una especie de odio contra el vehículo particular al punto de que se han tomado medidas del corte de toques de queda para evitar que se saquen los vehículos.

Todo esto ha sido impulsado por el más nefasto político en toda la historia del país: Enrique Peñalosa Londoño. Y a pesar de que la historia de este artículo no es nueva -ya tiene diez años-, su tratamiento sí lo es.

Estoy hablando nada más y nada menos de su idea de restringir absolutamente el uso de vehículos particulares durante días hábiles y su mañosa implantación de la norma.

¿Y eso cómo fue? El buen día del 29 de Octubre del 2000, se llevó a cabo una consulta popular que le preguntaba a los bogotanos acerca de dos cuestiones sobre las qué votar: El Día sin Carro y la Restricción Vehicular.

Esa "restricción vehicular" era una pregunta para restringir el uso del carro a partir del 2015, cuando muchos de los votantes podrían haber adquirido uno o más carros y otros haberse cambiado de ciudad. A partir de entonces no dejan de salir cuestionamientos al respecto.

¿Las razones que adujo Peñalosa?
Un modelo propio, más sostenible en lo ambiental y más igualitario en lo social.

A la hora de la votación resultó que esa patente impostura no alcanzó los votos necesarios.

A pesar de eso, la alcaldía de Peñalosa decretó como válidas ambas propuestas.

Incluso el periodista José Clopatofsky Londoño se pronunció al respecto y explicó magistralmente la gigantesca sandez y metida de dedos en la boca que es dejar de usar los carros durante las horas que más se necesitan -ergo todos tendríamos que usar Transmilenio (¿por qué no me extraña?), que ni siquiera en las estimaciones más optimistas lograría sobrevivir a esa marea humana-.

Afortunadamente en la historia de hoy tenemos un happy ending pues resulta que ese artículo fue derogado por la Administración Mockus porque
la consulta efectuada sobre la restricción vehicular a partir del año 2015, no cumplió con los requisitos previstos en la Ley, teniendo en cuenta que se contabilizaron como votos válidos, los tarjetones no diligenciados por los ciudadanos.

Así es: hubo fraude en esas votaciones. Ése es el método Peñalosa, premiadísimo ex burgomaestre.

Algunos asiduos del blog podrían decir que por fin Mockus hizo algo rescatable y estoy de acuerdo con que lo hizo. Pero eso no cambia mi prevención frente Mockus. Por el contrario: si es consciente del método Peñalosa, ¿por qué formó un Partido Político con él?