Si creyeron que la forma de gastar la batería del celular de la forma más inútil era con las aplicaciones de homeopatía y cromoterapia, se equivocaron.
Yo no sé si es una cuestión de marca o identidad pero me parece muy llamativo que en esta semana ya sean dos miembros de la Universidad Javeriana los que salgan a defender el papel de la Iglesia Católica.
Acaba de terminar Marzo Negro así que creo que me daré el gusto de conseguir algunos de esos juegos que reflejan más fielmente la religión (algo que los crédulos llaman hablar mal de sus creencias e igualarlas con la agresividad).
Ya tenemos suficientes guionistas cristianos, promoviendo su superstición en las grandes pantallas para que los cineastas ateos también se pongan en esa tónica. Por eso sigo sin comprender muy bien por qué James Cameron (que se dice ateo) hizo ese penoso pseudodocuemtnal de El Éxodo Decodificado.
Estos policías y militares pronto entrarán en la desmemoria colectiva y nunca más se sabrá de ellos, hasta cuando algún diario decida poner de manifiesto la ingratitud del Estado colombiano.
Creo que lo único más dolorosamente ridículo de leer a un conservador tratando de defender la superstición, es cuando viene un liberal a intentar hacerlo.
No sé si habrán pactado a ver quién incurre en más falacias, pero lo cierto es que se dan parejo. Por ejemplo la columna de esta semana de Catalina Ruiz-Navarro es una oda al despropósito, en el que dice que las imposturas de la Iglesia Católica realmente se tratan de mala fama: