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jueves, 2 de febrero de 2012

Es más o menos lo que yo digo

Desde que se anunció el Marzo Negro, lo critiqué por ser sólo un mes. Esa debería ser una campaña permanente de saboteo hasta que la industria cultural deje de poner en riesgo la libertad de expresión y el libre acceso a la cultura para perseguir unas ínfimas migajas que están dejando de percibir por sus dichosas obras.

Ahora, Peter Sunde, creador de The Pirate Bay, se ha sumado a la línea dura de abstención de consumir la cultura que paga los lobbies para que pasen leyes injustas:

lunes, 30 de enero de 2012

La Ley y el Desorden

El FBI de Obama cerró Megaupload para dizque defender la propiedad intelectual de personas cuyo intelecto pongo en tela de juicio.

Y adivinan ustedes ¿cuál es el logo de la entidad federal que "investiga las prácticas comerciales injustas", la Trade Enforcement Unit? Pues este:

jueves, 26 de enero de 2012

Únete, demandemos al FBI

Uno de los problemas con el cierre de Megaupload es que con el trasteo a la nube, muchas personas habían confiado en el séptimo portal más visitado del mundo para almacenar sus archivos.

Eso tuvo sin cuidado al FBI, que estaba velando más por las migajas de ingresos que con la piratería dejan de recibir las multimillonarias industrias del entretenimiento. Así que entre los 150 millones de usuarios de Megaupload ya hay iniciativas para demandar a ese órgano federal de los EEUU.

Cualquiera que tuviera una cuenta puede hacerlo (sólo piden correo electrónico, así que técnicamente, cualquiera podría demandar aún si nunca abrió una cuenta. Lo dejo a sus consciencias).

(visto en Bitelia)

lunes, 23 de enero de 2012

¿Qué? ¿Marzo Negro? ¿Sólo Marzo?

Diciembre fue un mes alocado. Había terminado clases, vinieron las vacaciones y sirvió como fecha de cierre de una era y de despedidas.

Uno de esos planes fue hacer un maratón de animé que nunca se concretó. En cambio hubo varias ideas diferentes, entre las que no faltó la propuesta de ir a cine (a la que me opuse y podríamos decir que de cierta forma boicoteé). Yo, que pretendo no dar ni un peso de mi bolsillo para que paguen a inescrupulosos congresistas norteamericanos para que censuren Internet, decidí que no iba a volver a cine en mucho tiempo (y libros todavía no termino los que tengo en casa, y películas no suelo alquilar y revistas las leo en linea).

Ahora me entero de Marzo Negro:

viernes, 20 de enero de 2012

SOPA tiene sus orígenes en el cristianismo

Una de los hechos con los que los Nuevos Ateos hemos tratado de hacer reflexionar al mundo es que las religiones han sido la causa de la mayoría de miserias humanas y que la mayoría de guerras se han dado gracias a la religión. Mejor dicho: donde hay dioses, hay desgracias.

Por eso no es tan sorprendente enterarse que la religión también estuvo detrás del primer conflicto de derechos de autor y propiedad intelectual:

jueves, 19 de enero de 2012

Más saqueo al dominio público

Como si no fuera suficiente todo lo que está pasando con SOPA y PIPA, las amenazas que se ciernen sobre el libre acceso a la cultura siguen abriéndose paso en el mundo. Principalmente en el ordenamiento jurídico gringo.

Ya no sólo son el gobierno y el Congreso de EEUU quienes trabajan en contra del dominio público. A ellos se ha sumado la Corte Suprema de Justicia:

jueves, 17 de noviembre de 2011

Firma las peticiones para detener SOPA

Ayer mencioné el tema de pasada, pero las iniciativas de las grandes corporaciones de derechos de autor, con su súper lobby en el Congreso gringo están poniendo en peligro el Internet y la libertad de expresión tal como los conocemos.

La situación es tal, que Facebook, Twitter y Tumblr se han pronunciado en contra de la aprobación de SOPA -nombre de la iniciativa- y Google ha sido el único medio representante de los usuarios de Internet (no sin antes aprobar la asfixia económica de WikiLeaks) en toda la discusión reunión.

Por este motivo no han dejado de aparecer iniciativas para que los ciudadanos del mundo firmemos. Por lo general, el activismo involucra un sitio, pero esta vez se tienen tres peticiones distintas, que se pueden firmar con unos pocos clicks. Las peticiones son:

martes, 15 de noviembre de 2011

Este es el plan para desprestigiar a Sayco

Las sociedades gestoras de derechos de autor y similares son herramientas perfectas para hacer lobby en pro de sus privilegios, salirse del imperio de la ley y de paso servir de aparatos censores, o sea, son las empresas ideales para acabar con la libertad de expresión.

Como suele pasar con estos defensores de los autores -de los suyos, de los famosos-, Sayco (Sociedad de Autores y Compositores) está haciendo un muy buen papel de víctima:

jueves, 27 de octubre de 2011

Cómo no pagar derechos de autor sin ser pirata

Al parecer hemos encontrado un límite a la hasta ahora insaciable voracidad de las empresas dueñas de derechos de autor, que están dispuestas a atropellar la libertad de expresión y el acceso a los contenidos con tal de llevarse unos centavos de más (eyy, ¿quién dijo que era mucho que los gerentes de estas corporaciones tuvieran cinco mansiones?).

Y resulta que el único requisito para no ser víctima de estos famélicos cazadores de migajas es no ser un ciudadano del común:

sábado, 30 de abril de 2011

¿Es esto Racional o Radical? La Ley Lleras al Estrado

Mi amigo Iván Vargas, miembro fundador de la Asociación Colombiana de Derecho de Daños (ACDD), me concedió un espacio en la Revista Colombiana de Derecho de Daños cuya primera edición salió se publicó ayer.


Mi columna, titulada ¿Es esto Racional o Radical? La Ley Lleras al Estrado, ya se puede leer:

Quisiera agradecer al Dr. Iván Vargas Cháves y a los demás miembros de la Asociación Colombiana de Derecho de Daños por abrirme las puertas en este prometedor espacio y brindarme la oportunidad de expresar algunas ideas que me asaltan de vez en cuando.

Antes de empezar me gustaría aclarar que aunque pertenezco a la plataforma Redpatodos, este artículo está hecho a título personal y no representa la postura de Redpatodos ni ninguno otro de sus miembros.

Actualmente en el congreso cursa trámite un proyecto de ley que busca garantizar la efectiva protección de los derechos de autor, proyecto conocido como Ley Lleras.

En contra de la ley y de parte de su articulado nos encontramos muchas personas por distintos motivos y con distintas concepciones, así que me parece justo exponer las razones por las que yo me opongo.

Soy lo que algunos llamarían extremista o radical. La verdad es que me gustaría exponer mis argumentos y que cada quien juzgue si en tengo razón o por el contrario, debería programar unas cuantas visitas con el terapeuta.

A mi juicio, este proyecto de ley no es el problema sino un síntoma del mismo. El problema tiene unas profundas raíces que se remontan casi hasta la creación de la imprenta por parte de Gutenberg.

Así que, ¿en dónde nace realmente el problema?

Considero que nace con la concepción misma de la propiedad intelectual y los derechos de autor. Son nombres tendenciosos, que nos conducen a engaño. Desde el principio están mal. Fueron pésimamente bautizados.

Supongo que nadie objetará la premisa básica de que las ideas pertenecen al mundo del sentido. Por esta razón, es un error conceptual afirmar que una idea es mía o tuya o de alguien más. Las ideas no le pertenecen a nadie. Son como la Luna, o mejor dicho, Marte: no tienen dueño.

No parece descabellado, entonces, que corolario del anterior orden de ideas resulte que no puede existir tal cosa como la "propiedad intelectual". Es una contradicción de los términos, un oxímoron.

A pesar de esto se nos dice con frecuencia que de no ser por estos incentivos –los réditos de la "propiedad intelectual"-, las compañías farmacéuticas no desarrollarían nuevos medicamentos para conseguir nuevos y mejores tratamientos.

No pretendo ni me interesa hacer apología del naturismo o condenar a las empresas farmacéuticas ni mucho menos caer en la irresponsabilidad de promover las pseudomedicinas, que no han superado exámenes de doble y triple ciego, sin embargo vale la pena preguntarse: ¿le están dando un uso adecuado esas compañías farmacéuticas a los incentivos? Porque de nada nos sirve que desarrollen medicinas contra lo divino y lo humano si sólo podrán acceder a ellas quienes tengan el nivel adquisitivo adecuado. Y, puede que me equivoque, pero me parece que una persona enferma no se encuentra en capacidad de costear medicamentos a los que ni siquiera podría acceder si trabajara y estuviera en plena forma. Eso, por no mencionar la abusiva práctica de modificar levemente las fórmulas en vísperas del vencimiento de las patentes, para renovarlas por dos décadas y al cabo de esos veinte años volver a usar esa estrategia.

¿Que no es eso un daño a la sociedad en general y a los enfermos en particular?

Pasemos ahora a los derechos de autor. Para todas las personas existen dos tipos de derechos de autor: los morales y los patrimoniales. Para mí sólo existen los primeros. Es necesario y deseable, si pretendemos alimentar la filosofía y la historia de las ideas, que podamos trazar y determinar acertadamente cómo ha sido la evolución de las ideas, con inspiración y aportes de quiénes. No me voy a oponer a eso.

En cambio, los derechos patrimoniales de autor consisten en asignar dueños a las diferentes –e infinitas- parcelas del mundo del sentido. Se quiere cobrar por el acceso a la cultura y al conocimiento lo cual es una aberración del tamaño de un castillo. Esta impostura está impulsada por los dueños de las industrias culturales que se han arrogado el derecho de cobrar por el acceso a la cultura, al conocimiento.

Como keynesiano no puedo estar más en desacuerdo. El Estado debe velar por la gratuidad en el acceso al conocimiento, pues debe garantizar que todos sus ciudadanos, sin importar su extracción social, tengan las mismas oportunidades para crecer como personas, perseguir sus sueños y desarrollarse intelectualmente tanto como quieran. ¿Cómo se pretende que hagamos eso si hay que pagar? No sé ustedes, pero lo que soy yo, vine al mundo desnudo, sin un peso, y, de no haber sido por el azar de haber nacido en la familia en que lo hice, muchas de las cosas que hoy sé no las sabría y no las podría compartir con mis demás congéneres.

Si el Estado está en la obligación de garantizar el acceso gratuito a la educación y a la salud, ¿a qué se supone que juega cuando protege activa y positivamente los mal llamados derechos patrimoniales de autor?

Y es que ni siquiera son derechos patrimoniales de autor. Son derechos patrimoniales de las industrias culturales. Ellas se ven favorecidas por el cobro de estos derechos, en muchas ocasiones porque son ellas las titulares de esos derechos y no simplemente sus gestoras. Ese modelo de negocio está llamado a desaparecer. No se debe cobrar por acceder al conocimiento, premisa que se ve reforzada con la entrada en escena de Internet. Al parecer todo apunta a la desaparición del intermediario: las editoriales, las disqueras, las compañías audiovisuales, etc.

La propiedad privada nació como la extensión del privilegio del más fuerte, pero con el paso del tiempo ha ido adquiriendo una función social y se ha venido redistribuyendo como mecanismo de repartición de recursos, productos y servicios finitos, en un mundo finito. En ese hecho –el de que la Tierra es finita- se encuentra la imposibilidad del comunismo.

Ahí radica uno de los puntos que hacen de Internet una herramienta tan valiosa e invaluable. Hemos encontrado la forma de garantizar no sólo las libertades más básicas, como la libertad de expresión, sino que además es el mecanismo perfecto para garantizar el libre acceso a la cultura y al conocimiento. Se ahorran las cadenas productivas.

Supongo que la crítica neoliberal ante esta sugerencia será que se perderán puestos de trabajo. Por supuesto que se perderán. Así como se perdieron con la creación del ventilador, con la aparición de la producción en línea propuesta por Ford, con la aparición de la lavadora, con la Revolución Industrial y con la invención de la imprenta por parte de Gutenberg.

Si hubiera una manera de reproducir ad infinitum y por un costo ínfimo –con pagar la cuenta de la luz y la de Internet, poder duplicar- la comida, tendríamos en nuestras manos la fórmula para acabar con la hambruna en el planeta. Pues es lo mismo con Internet: tenemos la mejor herramienta, la llave maestra, la fórmula, que permite difundir el conocimiento y divulgar la cultura, lo que, bien encauzado, se traduce en eliminar el analfabetismo, luchar efectivamente contra la ignorancia, acercar a más personas que nunca a las ciencias y hacer de cada individuo un potencial investigador que pueda seguir contribuyendo con el desarrollo sostenible de la sociedad.

Pero resulta que no. ¡Hay que pagar! Si Sócrates reviviera, de inmediato pediría otro vaso de cicuta ante tamaño disparate. No obstante asistimos a su legitimación mediante lobby y Tratados de Libre Comercio. Por poner un ejemplo: el software. La última moda de los productos informáticos tiene dos variantes: o sólo se puede instalar una cantidad limitada de veces ó se registra el código del disco por Internet, lo que impide su reinstalación futura o la instalación por primera vez en otro equipo. Así, si uno corre con tan mala fortuna de tener un PC y este, como raro, se traba y necesita ser formateado, puede que uno se vea en la incómoda e injusta situación de tener que volver a comprar un software que ya había comprado y por el que ya había pagado.

¿Que no es eso generarle más daños al consumidor, al cliente?

Volviendo a la analogía con los alimentos: ¿cuántas veces están ustedes dispuestos a pagar por una zanahoria que sólo se van comer una vez? ¿Sólo una? ¿O pagarán el precio de la zanahoria una y otra vez, a medida que es masticada, que pasa por el esófago, que llega al estómago, que es disuelta por los jugos gástricos, cuando el organismo se favorece por la vitamina A, cuando se favorece por la niacina, cuando se favorece por la vitamina E, cuando se beneficia del potasio, cuando absorbe el fósforo, el magnesio, el yodo, el calcio, además cuando se mejora la visión por el ojo derecho y una última vez cuando se mejora la visión por el ojo izquierdo?
No. Por las obras, así como por los alimentos, se debe pagar una sola vez (siempre y cuando estemos hablando de objetos materiales –pues tienen un costo de fabricación- y no de obras en Internet).

Estos son los motivos por los que defiendo el libre y gratuito acceso a la cultura y al conocimiento y rechazo las iniciativas como la Ley Lleras. ¿Soy, al fin y al cabo, muy radical?

Los demás artículos de esta edición son:

Aspectos filosóficos del derecho de daños., por: Mario Fernando Parra Guzmán

Sistema judicial del tratamiento de las infracciones en el sistema procesal chileno., por: Andrés Eduardo Celedón Baeza

Reflexiones sobre el tratamiento internacional en la responsabilidad informática de los proveedores de servicios de internet., por: Iván Vargas Chaves

Some comments on the dangers of the hermeneutical approaches on the prohibition of retroactivity in the european system for the protection of human rights, consectetur adipiscing elit., por: Daniel Andrés Salamanca Pérez

Análisis del proyecto de ley, por medio del cual se regula la responsabilidad por las infracciones al derecho de autor y conexos en internet, mal llamado proyecto de ley lleras., por: Wilson Rafael Ríos Ruiz

y

Ley lleras o la cesión de la soberanía a las multinacionales de la IP., por Carlos Dionisio Aguirre y Javier José Pallero

jueves, 7 de abril de 2011

Ley Lleras

Ya había pasado en otros países y sólo era cuestión de tiempo para que llegara a Colombia.

En España se dio con la Ley Sinde, en Francia con la Ley Hadopi, en México con el ACTA -aunque finalmente esas disposiciones no fueron aprobadas-, y llega a Colombia con el nombre de Ley Lleras.

Y ¿qué es?

Resulta que las grandes disqueras, editoriales, produtoras de cine y de televisión, así como los creadores de software, han decidido que el compartir libremente sus contenidos y productos es robarles. Por supuesto, se niegan a salir de su ignorancia:



Robar es un delito que atenta contra el bien jurídico de la propiedad, haciendo que su poseedor original la pierda. Copiar, por el contrario, permite que el poseedor original de cualquier propiedad, la siga teniendo en sus manos.

A pesar de lo obvio que resulta esto, como bien han demostrado los republicanos en EEUU, cualquier impostura e imbecilidad puede ser convertida en ley, si se insiste lo suficiente. Y tener plata y lobby, ayuda bastante.

Por eso la industria quiere criminalizar a todo aquel que comparta conocimiento de manera gratuita, si antes ha tenido que pagar por él. Es a este tipo de iniciativa -que le abre la puerta a la censura en Internet-, que el Ministro Germán Vargas Lleras le está apostando:

A quienes sigan utilizando la piratería pues que se tengan de atrás, porque de aquí para adelante el tema de prisión y de penas se va aplicar con todo rigor, si logramos que el Congreso tipifique estas nuevas conductas que hoy no están previstas en nuestra legislación.

En ALT1040, tienen un par de comentarios al respecto:
En primer lugar la piratería no se usa, se distribuye. En segundo lugar la piratería es una agenda fabricada por la misma industria para poder criminalizar todo lo que esta fuera de su control lo cual ha producido que los derechos de autor y sus promotores hayan perdido el beneficio de la duda, como afirma el estudio —independiente de la industria— Piratería de Contenido en Economías Emergentes.

Sabiendo cómo son los políticos y habiendo visto lo que pasó en España, en donde se aprobó la Ley Sinde por presiones de EEUU y en contra del deseo de los españoles, no guardo muchas esperanzas. Sin embargo, no por eso voy a dejar de dar la lucha.

Antes de exponer mis argumentos, quiero resumir el problema:



Ahora sí. La hora de la batalla. Hay varios argumentos que los magnates de la industria y sus políticos títeres se pasan por el arco del triunfo:

1°) Las ideas pertenecen al mundo del sentido, por eso no pueden ser de nadie y nadie puede cobrar por ellas. El acceso a ellas debe ser gratuito, ilimitado e irrestricto.

2°) El acceso al conocimiento y la cultura es libre.

3°) Copiar y/o compartir no es robar (Nadie está perdiendo su propiedad). Si no se saca beneficio económico de la propiedad intelectual, no es delito compartirla.

4°) Ante unas medidas tan restrictivas, se ahoga no sólo la creación de nuevos y más contenidos sino también nuevas formas de negocio tipo Spotify ó GrooveShark.

5°) ¿Cómo garantizan que esto no es abrirle la puerta a la censura? De no ser por la libertad que ofrece Internet de compartir libremente contenidos, no se habrían hecho denuncias masivas sobre hechos que a los gobiernos les interesaba mantener ocultos y que nunca llegaran a ver la luz. Cualquier gobernante de cualquier país medianamente democrático entiende que aprobar una ley de este tipo es pegarse un tiro en el pie (democráticamente hablando).

6°) El Congreso y la Presidencia (oficina de la que depende el Ministerio ponente) representan a los COLOMBIANOS y sus intereses. NO a los intereses de transnacionales extranjeras, por mucho lobby que hagan.

Sin embargo el leonino proyecto de ley sigue en pie.

De una rápida revisión del texto me llaman la atención dos artículos en particular:

Artículo 5. Prestadores de servicios de transmisión de datos, enrutamiento o suministro de conexiones. Los prestadores de servicios de transmisión de datos, enrutamiento o suministro de conexiones no serán considerados responsables de los datos transmitidos a condición que el prestador:

...

e) No interfiera en las medidas tecnológicas de protección y de gestión de derechos de obras protegidas;
...
Artículo 15. Entrega de información sobre supuestos infractores. A requerimiento de los titulares de derechos que hayan solicitado una medida cautelar o hayan interpuesto demanda para obtener orden definitiva de retiro o inhabilitación del acceso al material infractor y/o la terminación de cuentas, el juez competente podrá ordenar la entrega de la información que permita identificar al supuesto infractor por el prestador de servicios respectivo, incluida la información confidencial. El tratamiento de los datos así obtenidos se sujetará a la protección y reserva de datos personales conforme con la ley.

Entre lo más alarmante de esto, se encuentra el hecho de que el único medio -nacional- de comunicación en donde la noticia tuvo eco fue en Enter.

También en la revista hay un artículo que responde a 18 preguntas sobre esta monstruosidad en curso legal:

Juan Carlos Monroy, director de la DNDA, explicó en los comentarios a la noticia inicial de ENTER.CO:

"En la piratería tradicional no se penaliza al comprador sino al fabricante y vendedor (ver Artículo 271, numeral 1, del Código Penal). Con la misma lógica, en la piratería de Internet no se busca penalizar al que accede o descarga un contenido, sino a quien vende, ofrece o pone a disposición a efectos de comercialización las creaciones protegidas (ver Artículo 17 del proyecto de Ley)".

Para mí, sigue habiendo un problema. Es menos grave a que nos metan a la cárcel, sin embargo siguen persiguiendo la copia y difusión de contenidos. Una vez más: ¡La cultura y el conocimiento son de libre acceso!

Y... ¿qué estamos haciendo?

Para contrarrestar la legalización de este despropósito, en Facebook ya hay una página en contra de la Ley Lleras.

Mi colega, Daniel Afanador, ha escrito en su blog un pequeño artículo contra la ley Lleras.