Durante el primer debate sobre el Estado laico, surgió una frase que dice así: "No estamos en contra de las confesiones, estamos a favor de las libertades".
A partir de ahí apareció la discusión sobre que un Estado laico no necesariamente implica una sociedad secularizada e incluso Mónica Roa, a quien admiro muchísimo, tuvo el desacierto de decir que ella no quiere una sociedad secular sino un Estado laico.
Pues yo, además de un Estado laico, quiero una sociedad secular y secularizada, que haya expulsado la ponzoñosa superstición fuera de su vida y tengo buenos motivos para hacerlo:
A partir de ahí apareció la discusión sobre que un Estado laico no necesariamente implica una sociedad secularizada e incluso Mónica Roa, a quien admiro muchísimo, tuvo el desacierto de decir que ella no quiere una sociedad secular sino un Estado laico.
Pues yo, además de un Estado laico, quiero una sociedad secular y secularizada, que haya expulsado la ponzoñosa superstición fuera de su vida y tengo buenos motivos para hacerlo: