Con la muerte de Savita Halappanavar en un hospital católico, donde no le realizaron un aborto, para salvar a un feto inviable, el mundo empieza a despertar.
O por lo menos lo hizo la ONU, que declaró que los anticonceptivos son un derecho humano:
O por lo menos lo hizo la ONU, que declaró que los anticonceptivos son un derecho humano: