La respuesta es obvia: no. Sin embargo, podemos hacerlo mejor que eso. No quiero que esto quede como una simple afirmación gratuita, sino darle el tratamiento que se merece. Probar más allá de la duda razonable que el Vaticano no tiene -y nunca tuvo- ninguna intención de cooperar con las autoridades civiles de ningún país, salvo, por supuesto, cuando lo hizo en la Italia de Mussolini, en la Alemania de Hitler, en la Yugoslavia de Pavelic, en la Argentina de Videla o en el Chile de Pinochet.
Pero lo que se dice respetar una nación, república soberana y aportar las pruebas de que sus miembros cometieron delitos sexuales contra niños, nunca, jamás de los jamases lo harán. Una vez más, Michael Nugent, la cabeza visible de los ateos irlandeses,
nos muestra exactamente cómo, o mejor dicho, cómo no: