La señalización de virtud es la expresión pública de opiniones o sentimientos destinados a demostrar el buen carácter de quien los expresa o su corrección moral — o sea, es el uso de señales como indicadores de nuestras cualidades morales. Por ejemplo, cuando alguien dona la mitad de su salario a causas beneficas, con ese acto no sólo esta ayudando a personas que lo necesitan, sino que además está señalizando sus cualidades morales. Generalmente, señalizar virtud y otras cualidades viene con un costo asociado que, en muchas ocasiones, como en el ejemplo anterior, puede ser en forma de recursos.
Sin embargo, con el advenimiento de las redes sociales, la indignación se volvió la señal de virtud por excelencia, pues los costos que normalmente estaban asociados a señalizar virtud quedan reducidos a hacer click. Por ejemplo, consideremos la diferencia en costos entre responder a la muerte de George Floyd yendo a una manifestación de BLM en plena crisis de Covid-19 durante la inepta y negligente administración Trump, y los costos de publicar un cuadradito negro en Instagram — un post desde cualquier lugar del mundo sirvió para unirse la indignacion ante la brutalidad policial y el presunto racismo sistemático en los departamentos de policía americana.
La literatura especializada ha identificado algunas practicas religiosas que funcionan como señalización de virtud. Entre los ejemplos analizados se encuentran la circuncisión, el ayuno, la manipulación religiosa de serpientes, y las ordalías. El peligro y dolor propios de estas prácticas son los costos asociados a la señalizacion — a la vez, tenemos evidencia de que estos costos sirven para disuadir impostores, demostrar lealtad al grupo, generar autocontrol entre los miembros comprometidos y fortalecer la cooperacion intragrupal.
No obstante, así como las redes sociales han facilitado la señalización de virtud virtualmente libre de costos, no sería descabellado afirmar que en la religión tambien puede haber señalización de virtud sin costos.