El jueves, en Bogotá, fue el dichoso día sin carro, máxima expresión de la ansiedad de las últimas cinco administraciones por recortar libertades civiles con tal de no hacer su trabajo (actualizar la infraestructura vial). Pues bien, estos enconados enemigos del transporte particular siempre han aducido razones ambientalistoides y ecológicas para poder amputar, así de tajo, la libertad individual de salir en el carro que uno se mató consiguiendo. Al fin y al cabo, ¿quién quiere ser un malvado contaminador del aire, de esta ya de por sí, poluta ciudad?
El problema está en que la excusa para prohibir el carro particular se quedó en eso, en excusa, como lo explica el profesor del Laboratorio de Calidad del Aire en Bogotá del Departamento de Ingeniería Química, Luis Carlos Belalcázar:
El problema está en que la excusa para prohibir el carro particular se quedó en eso, en excusa, como lo explica el profesor del Laboratorio de Calidad del Aire en Bogotá del Departamento de Ingeniería Química, Luis Carlos Belalcázar: