Una de las más crueles ironías de la vida. Quienes hemos pasado algún tiempo atentos al debate sobre religión, ateísmo y laicismo, hemos visto todo tipo de afirmaciones: desde las que insisten que el islam será la religión predominante en 2050 —basados en cálculos mal hechos— hasta los que dicen que la religión tendrá un declive monumental en los próximos 30 años, lo que para mí ya peca —si me permiten el juego de palabras— de pensamiento mágico.
La futurología se le da mal a cualquiera, y por eso los profetas hacen parte del paisaje religioso y no del mundo real. Sin embargo, con la ciencia de nuestro lado, siempre se pueden hacer conjeturas educadas. Y precisamente, de eso trata un estudio publicado en marzo, que le augura un futuro poco prometedor al laicismo — resulta que la evolución tiende a favorecer el pensamiento religioso: