Señor Editor de La Tarde, reciba un cordial saludo.
Desde hace unos días suenan en una emisora pública de Pereira unas cuñas cristianas que la Asociación de Ateos de Pereira denunció muy valientemente. Al ver que su periódico cubrió el acontecimiento, sentí algo muy parecido al orgullo entre colegas, por un reportaje sobrio y mesurado.
Cuál no sería mi sorpresa cuando en su editorial del 15 de diciembre repasan someramente el caso para terminar con estas palabras: