Parte de mi cosmovisión proviene de la poca herencia hedonista que ha tenido nuestra cultura.
Lamentablemente, en la lucha por el poder, la filosofía ganadora fue la de ese precursor del fascismo llamado
Platón, discípulo del también tristemente célebre Pitágoras. El platonismo mezclado con las supersticiones judías dio como resultado la peor pesadilla que el mundo jamás haya imaginado: el cristianismo y su aberración exponencial, el islam. El odio a la carne, la discriminación, el racismo, el totalitarismo, todos ellos pueden ser rastreados hasta el deformador de la filosofía de Sócrates.
Cada vez me parece más evidente que el progreso y la civilización son el proceso de volver la sociedad, con cuentagotas,
más epicúrea: