Los comentarios de un post reciente sobre el antropocentrismo como fuente de ética me han animado a entrar en dilemas éticos y morales más profundos.
Así que hoy vengo con el dilema del tranvía que es ampliado al experimento mental del dilema de matar o no al hombre gordo, que examina qué tan moralmente coherente es uno y cuenta con cuatro preguntas preliminares: