No logro comprender qué pasa por la cabeza de quienes explotan las tragedias humanas como oportunidades para evangelizar y promover su superstición — me gustaría pensar que son casos aislados, pero parece que no hay tragedia que no capitalicen: los refugiados iraquíes, las víctimas de la ola de calor en India, el conclicto colombiano o a esos pobres entes con cuerpo que tuvieron la desgracia de nacer en Corea del Norte.
Así que sólo era cuestión de tiempo antes de que llegara el turno para las personas que tienen la desgracia de vivir bajo el yugo del Daesh... por si sus vidas no eran ya suficientemente miserables — les enviarán e-biblias usando drones: