Desde que en 2017 apareció la Marcha por la Ciencia, mi ilusión inicial se convirtió rápidamente en frustración cuando vi que sus organizadores están más interesados secuestrar el interés por la ciencia para avanzar surtidas agendas políticas reaccionarias, que hasta ahora han incluido el disparate de la interseccionalidad, la defensa del Daesh, el buensalvajismo, la corrección política (!) y una incontenible diarrea retórica sobre lo que quiera que sean las malvadas "estructuras de opresión" y cómo el hecho de que grupos históricamente discriminados no hagan tantas contribuciones a la ciencia necesariamente se traduce algún tipo de intolerancia institucional y deliberada en la ciencia (?). Sí — es en serio, dicen eso.
Todos estos sinsentidos tienen un común denominador: es posmodernismo. Y si fuéramos a resumir el posmodernismo en una sola frase, esa sería que la realidad objetiva no existe.
Así que para sorpresa de nadie, para la Marcha por la Ciencia 2020, el capítulo de Nueva York (la Marcha principal) anda compartiendo un artículo sobre cómo la la objetividad es mala, porque sí: