Un año después de la muerte de Fernando Hinestrosa Forero, quien por más de 50 años fue rector de mi alma máter, la Universidad Externado de Colombia, salió una edición especial del medio universitario Informativo, dedicada al difunto rector - Fernando Hinestrosa: Un hombre extraordinario.
En esta edición se abordan muchas facetas de su vida, y la religión (o mejor, su irreligión) no fue la excepción.
¿Ateo o agnóstico?
En la edición especial, aprendemos que Hinestrosa no era creyente. Para sus familiares más cercanos, era Fernando Hinestrosa fue ateo:
La primaria, en el Liceo de Cervantes, donde hizo la primera comunión con Luis Villar Borda, compañero de aventuras políticas y académicas, y luego el bachillerato con los Jesuitas, en el San Bartolomé, donde según su hijo Roberto Hinestrosa, lo tenían discriminado por las ideas radicales del abuelo Ricardo, le llamaban 'ateo'.
En el colegio de San Bartolomé fui scout, y ello constituye uno de los pocos recuerdos felices de mi época escolar en la que no hubo mucho más que intimidación, aseguraba el doctor Hinestrosa.
En palabras de su nieto Alejandro Samudio Hinestrosa, el doctor Hinestrosa era ateo:
Para nadie es un secreto que Fernando era ateo... No faltaba mucho para Navidad cuando surgió una conversación en familia. Aunque era un tema apasionante, también era delicado. Para no entrar en detalles, se formó una discusión sobre religiones y por primera vez tomé partido. Mi abuelo, como siempre, no hacía más que escuchar y esperar el momento oportuno para compartir su gran conocimiento. Al llegar a la casa, se me acercó y me dijo unas palabras que nunca se me olvidarán: "Estoy orgulloso de ti".
Lamentablemente, al editar la revista, da la impresión de que no entienden la diferencia entre ateísmo y agnosticismo, y siempre le achacan un 'agnosticismo' del que no dan fuente veraz alguna, lo que resulta lamentable, en vista de que los propios familiares del doctor Hinestrosa no le huyen a la palabra 'ateo', ni temen etiquetarlo o estar caracterizándolo falsamente al llamarlo así.
Laicismo
En esta edición especial del Informativo, también aprendemos que Fernando Hinestrosa era un férreo defensor del estado laico:
Una cuestión aparentemente sencilla como la posibilidad de que en una sociedad cada cual elija su propio credo y practique con entera libertad sus rituales, en la que la religión se un asunto individual sin que el Estado se inmiscuya, fue una materia de lucha tan permanente como intensa en la vida de Fernando Hinestrosa, que decía en entrevista con Cecilia Orozco:
En muchos puntos, la gente no ha aprendido a ser libre o a respetar al otro. Cree que imponerles a los otros su ideología o su fe, es su derecho; y que la proclama de la libertad, comenzando por la de conciencia, es malsana y no debe ser permitida; en cambio opina que debe haber una ortodoxia, una religión oficial, así no confiese su nombre, como también una ortodoxia política que viene con la reescritura de la historia. Cuánta gente que no llegó a aprender la libertad; que no sabe ni puede aceptar lo que es un Estado laico, tolerante, respetuoso de las diferencias de los ciudadanos, le parece lo más natural la exaltación del autoritarismo. El laicismo no es hostilidad ni persecución de la religión, sino respeto por la libertad de conciencia, que está por encima de la libertad religiosa.
Embajador ante el Vaticano
Y sí, Fernando Hinestrosa fue embajador ante la 'Santa' Sede. Esta aparente incongruencia, viene explicada en la edición especial:
En la medida en que siempre defendió la convivencia de todas las religiones, sin distingo, Fernando Hinestrosa chocó con quienes quisieron imponer en el país la Católica, apostólica y romana como único y oficial credo y satanizar a las demás.
Como siempre, el catolicismo se había impuesto a la fuerza en Colombia y tenía garantizado su privilegio religioso con el Concordato del país y el Vaticano. La Iglesia colombiana saboteó todo intento de modificar el Concordato y sólo hasta finales de los 80, con el tema del matrimonio civil, hubo algún tipo de progreso en ese sentido - sigue el especial:
Poco a poco, leyes, normas y sentencias judiciales, revelaron la tendencia del Estado colombiano a regir lo concerniente a los aspectos civiles de las uniones y, finalmente, pasó lo que tenía que pasar: la Asamblea Nacional Constituyente aprobó el sometimiento del matrimonio de los colombianos -cualquier clase de matrimonio- a la competencia exclusiva de la ley civil. El corto circuito entre la nueva Constitución y el antiguo tratado era evidente. ¿Y quién mejor para conducir a nivel diplomático este proceso de conciliación, que el jurista más conocedor del problema y más comprometido ideológicamente con su resolución, que Fernando Hinestrosa?...
De manera que a pesar de haber dicho en el pasado que nunca sería embajador, no tuvo más remedio que aceptar el ofrecimiento del presidente Barco y un buen día se vistió de frac, presto a presentar sus cartas credenciales ante Su Santidad.
Como era de esperarse, Hinestrosa buscó trabajar los aspectos de matrimonio, en medio de la parsimonia y lentitud que caracterizan a la diplomacia vaticana. Entretanto, el país, asolado por el narcoterrorismo, hubo de colocar en segundo plano el tema del Concordato.
En la mencionada edición del Informativo, destacan además el progresismo de Fernando Hinestrosa, quien se entusiasmaba con la ciencia y la veía como piedra angular de la civilización y el hecho de que considerara que todo tiempo pasado fue peor.
Y esto no es por decir que fuera perfecto; pero eso sí, fue un hombre extraordinario, probo y altivo, digno de toda mi admiración y mi más profundo respeto.
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