jueves, 3 de octubre de 2019

Los problemas de la Huelga Mundial por el Clima



Desde hace unas semanas se ha vienen llevando a cabo varias demostraciones de la Huelga Mundial por el Clima, una manifestación global en la que miles de personas salieron a las calles para expresar su frustración, miedo, ansiedad y molestia con la forma en la que los gobiernos del mundo han manejado el cambio climático. La Huelga fue convocada con ocasión de la participación de la joven sueca Greta Thunberg en la reunion de la ONU del 20 de septiembre en Nueva York.

Antes de entrar en materia, conviene hacer algunas precisiones: primero, el cambio climático es un problema real y apremiante para todo el planeta. Segundo, la discusión de si el hombre ha contribuido al cambio climático me resulta irrelevante — sí, la actividad humana ha tenido una influencia significativa en los niveles de cambio climático, pero incluso si no hubiera un componente antropogénico, queremos hacer algo para reducirlo en todo caso. Tercero, Greta Thunberg es humana — no es perfecta, y ponerla en un pedestal, como endiosar a cualquier otro ser vivo, es un error. Por último, los ataques personales a Thunberg son inaceptables: uno puede estar en desacuerdo parcial o totalmente con ella y quienes le hablan al oído, pero si nada justifica los ataques a adultos con quienes discrepamos, mucho menos se justifican los ataques contra Thunberg.

Ahora, sin más preámbulo, veamos de qué trata la Huelga Mundial por el Clima. Como suele ocurrir en estos casos, la mejor manera de saber qué quieren realmente los organizadores es mirando su lista de exigencias. La Huelga Mundial por el Clima pide:

Exigimos justicia climática para todos. Nuestro planeta más caliente ya está dañando a millones de personas. Si no actuamos ahora para hacer una transición justa y rápida de los combustibles fósiles a una energía 100% renovable para todos, la injusticia de la crisis climática no hará más que empeorar. Tenemos que actuar ahora mismo para detener la quema de combustibles fósiles y garantizar una rápida revolución energética basada en la equidad, reparaciones y justicia climática.

¿Equidad? ¿Reparaciones? Estos temas pueden tener mérito, pero no entiendo muy bien cómo afectan directamente las acciones para reducir y detener el cambio climático. Más adelante volveremos a esto. En cuanto a la "justicia climática", el término no tiene un sentido claro para quien lo lee por primera vez, así que seguí el enlace que ellos mismos ofrecían, que lleva a la sección de exigencias de una organización llamada People's Demands, que en español viene a ser Las Exigencias del Pueblo, aunque sus traductores oficiales prefirieron llamarla Las Demandas de los Pueblos.

Esa lista de exigencias demandas es bien curiosa. Por ejemplo, en el grupo de demandas para dejar los combustibles fósiles bajo tierra, se exige la prohibición inmediata de la fracturación hidráulica o fracking y una moratoria global a nuevas técnicas de la exploración y extracción de combustibles fósiles.

Desde hace años la prohibición absoluta de la fracturación hidráulica ha sido un tema insignia de cierto sector del ecologismo que no se ha caracterizado precisamente por hacer una evaluación ponderada del fracking. Y aunque esta técnica puede tener algunos problemas, hay varias razones de peso por las que nadie en su sano juicio la prohibiría de la noche a la mañana, ya que el fracking aumenta enormemente el suministro de gas natural, y ese gas natural tiene características dignas de resaltarse, como que es mucho más limpio que el crudo, reduce el costo para los consumidores y es clave para satisfacer las necesidades energéticas de diferentes países. No se puede prohibir el la fracturación hidráulica de la noche a la mañana sin dejar a millones de personas sin energía y a otros tantos sin trabajo. Eventualmente se podría considerar dejarlo, pero por el momento hay que recurrir al fracking como parte de una transición, y exigir su abandono inmediato es descabellado.

Luego vienen las exigencias demandas de abandonar aproximaciones al cambio climático que se han puesto en marcha y vienen funcionando, como el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) suscrito en el Protocolo de Kioto, el programa de reducción de emisiones de la deforestación y la degradación de bosques (REDD, sigla en inglés) de la ONU, la transferencia internacional de unidades de mitigación (ITMO, sigla en inglés), la agricultura climáticamente inteligente de la FAO, y los proyectos de captura y almacenamiento de carbono (CAC), que desde Las Demandas de los Pueblos etiquetan de "falsas soluciones".

Concediendo que ninguno de estos enfoques es perfecto, y que no son la solución —aunque definitivamente pueden ser una parte de la misma—, a mí me resulta curioso que los organizadores de la Huelga Mundial por el Clima tengan como prioridad prohibir lo poco que hasta ahora se viene haciendo para contrarrestar el calentamiento del planeta.

Lo que ya se sale de toda proporción es la oposición cerril a la energía nuclear. En el tercer grupo de exigencias Demandas de los Pueblos, se aboga por alejar los sistemas de energía de "fuentes dañinas como la nuclear". Pero... ¡¡la energía nuclear es segura, y no es dañina!! Lo que me parece más grave de esta postura es que la única forma de reducir el cambio climático pasa por la energía nuclear. A ver, repito: no podemos contrarrestar el cambio climático sin energía nuclear, no hay forma, no hay alternativa; o es con energía nuclear o no es. Así que uno tiene que preguntarse: ¿por qué se opondría a la energía nuclear alguien que dice tener una angustia existencial por el cambio climático, que ha hecho de este problema su máxima prioridad y que considera que el mundo no está haciendo lo suficiente para combatirlo? Es que es un poco como decir que uno se preocupa mortalmente por el sarampión y ser anti-vacunas al mismo tiempo.

Las Demandas de los Pueblos tampoco aprueba las estrategias comerciales contra el cambio climático. Para resumir: no se aceptan soluciones de mercado, comerciales o que recurran a la tecnología —como la energía nuclear y la agricultura biotecnológica—. Entonces, ¿qué soluciones les resultan aceptables?

Pues entre lo que ellos llaman verdaderas soluciones sólo se encuentran vías de acción que reconozcan los derechos de las tribus indígenas (?), que reparan a pueblos que fueron agraviados en el pasado, y que respeten la "soberanía alimentaria" —que es un término elegante para decir que las personas se deben morir de hambre en las comunidades que no pueden producir suficiente comida o lo suficientemente económica para todos sus miembros—.

Y, puede que me equivoque, pero creo que así no es. Principalmente, porque el cambio climático es una amenaza tan grave y tan real que no nos podemos dar el lujo de rechazar soluciones efectivas sólo porque no superan ciertos tests ideológicos. Para completar, estas cosas no tienen nada que ver directamente con el cambio climático. A ver, es que incluso si pudiéramos aplicar de la noche a la mañana todas las medidas que cumplan cabalmente con las exigencias ideológicas de Las Demandas de los Pueblos, la producción de gases efecto invernadero seguiría ganando la partida, porque todos esos cambios se quedarían cortos (y muchos otros son directamente contraproducentes).

Más grave aún: seguir a pies juntillas las 'soluciones' propuestas por Las Demandas de los Pueblos no serviría para revertir el daño que se le ha hecho a los ecosistemas del planeta, y lo lo único que garantiza es que terminaría efectivamente con el nivel de vida de poblaciones que ya hemos sacado de situaciones indignas, de pobreza extrema y de hambre. Y la muerte segura de muchos otros seres humanos. Hasta ahora los organizadores de la Huelga Mundial por el Clima y Las Demandas de los Pueblos parecen haber reducido todo el problema a la falta de voluntad política, y, aunque no seré yo quien defienda a los politicos, debo decir que me alegra que estos no tengan esa voluntad generalizada para cargarse a lo Thanos las condiciones de vida dignas y el sustento de millones de personas que exigen los organizadores de la Huelga Mundial por el Clima.

Hay una razón por la que algunos nos hemos tomado con una buena dosis de escepticismo el discurso de indignación en clave de cambio climático que en las ultimas semanas ha resonado en el recinto de la ONU y convocado a la Huelga Mundial por el Clima, y es que aunque eso sea atractivo para el activismo pocoseso, quienes entendemos que vivimos en un mundo complejo y de recursos finitos que hay que adjudicar de la manera más eficiente nos hemos tomado la molestia de leer lo que proponen quienes invocan la bilis para cambiar "salvar al planeta", porque por muy emocionante y satisfactorio que eso pueda resultar en el momento, los resultados a largo plazo suele ser más bien catastróficos. El populismo nunca ha sido una forma eficaz ni efectiva de resolver problemas reales, y dudo mucho que esta vez vaya a ser la excepción.

Puede que a los lectores regulares les resulten familiares los problemas de la Huelga Mundial por el Clima que he señalado, y seguramente es porque se empieza a notar un patrón: la anatomía de la convocatoria a la Huelga Mundial por el Clima guarda una similitud pasmosa con la de la Marcha por la 'Ciencia', que ha contado con una edición anual desde 2017 — es una convocatoria masiva a nivel global, que nominalmente apoya una causa noble y legitima; aunque luego resulta que las exigencias de los organizadores estaban comprometidas ideológicamente con asuntos que no necesariamente tienen que ver con el tema y, en algunos casos, que son directamente opuestos al mismo. Es sistemático: encuentra una causa que nominalmente tenga mucho apoyo popular, y luego usa esos números para impulsar tu verdadera agenda. También sucedió con la Marcha de las Mujeres, que usó el gran apoyo que convoca la igualdad para impulsar ideologías racistas, homofóbicas y de supremacía religiosa. Esta no es la manera de adelantar causas valiosas.

Para muchos, la vuelta de tuerca, en este caso, es la figura de Greta Thunberg. Pero a mí me parece una distracción de parte y parte: las soluciones que Thunberg promueve no son mejores o peores sólo porque ella las favorezca — de cualquier forma necesitamos evaluar cada una de esas propuestas, y estimar su utilidad y efectividad en la lucha contra el cambio climático; y, si procede, aplicarlas. Y abstenerse de hacer este ejercicio sólo porque Thunberg es una adolescente o porque ella se convirtió en un símbolo (¿de qué, exactamente?) es un acto de servilismo intelectual. Y si la Historia sirve de indicador, establecer nuevos mesías y poner a los autodenominados redentores salvaplanetas en pedestales nunca ha servido para tomar mejores decisiones ni hacerlo de manera más oportuna.

Ojalá el cambio climático diera tiempo para buscar la solución correcta a punta de ensayo y error, pero me temo que ese momento ya lo pasamos y que ahora estamos en el punto en el que hagamos lo que hagamos para combatir el cambio climático, no queremos equivocarnos. Y no tengo motivos para creer que estas propuestas que tenemos ante nosotros —con las que pretenden reemplazar lo que viene funcionando— sean la forma de hacerlo bien.

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Publicado en De Avanzada por David Osorio

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