Aquí he
reportado sobre las muchas veces que los ecotalibanes han destruido cultivos transgénicos — y es un fenómeno comprensible: cuando las personas no tienen razón ni argumentos sólo les queda recurrir a la violencia (o cambiar de opinión, que ellos no lo van a hacer).
Resulta imposible cubrir todos los casos de este tipo de crímenes contra la ciencia. Por ejemplo, en 2000,
destruyeron un campo experimental de papaya transgénica en Lagunillas (Venezuela), hecho delictivo que contó con el beneplácito del Gobierno, augurando la
era de miseria que trajo consigo el chavismo. Hasta hace unos días, la única historia de papaya transgénica que yo conocía eran las exitosas
papayas arcoíris de Hawai.
Ahora, mi amigo
Guido Núñez-Mujica se propuso contar la historia de la destrucción del campo en Lagunillas con su documental
Cultivos Silenciados: