Diciembre fue un mes alocado. Había terminado clases, vinieron las vacaciones y sirvió como fecha de cierre de una era y de despedidas.
Uno de esos planes fue hacer un maratón de animé que nunca se concretó. En cambio hubo varias ideas diferentes, entre las que no faltó la propuesta de ir a cine (a la que me opuse y podríamos decir que de cierta forma boicoteé). Yo, que pretendo no dar ni un peso de mi bolsillo para que paguen a inescrupulosos congresistas norteamericanos para que censuren Internet, decidí que no iba a volver a cine en mucho tiempo (y libros todavía no termino los que tengo en casa, y películas no suelo alquilar y revistas las leo en linea).
Ahora me entero de Marzo Negro:
Uno de esos planes fue hacer un maratón de animé que nunca se concretó. En cambio hubo varias ideas diferentes, entre las que no faltó la propuesta de ir a cine (a la que me opuse y podríamos decir que de cierta forma boicoteé). Yo, que pretendo no dar ni un peso de mi bolsillo para que paguen a inescrupulosos congresistas norteamericanos para que censuren Internet, decidí que no iba a volver a cine en mucho tiempo (y libros todavía no termino los que tengo en casa, y películas no suelo alquilar y revistas las leo en linea).
Ahora me entero de Marzo Negro: