Alguna vez en Jerusalén hubo un accidente de tráfico que algún periodista genio reportó señalando que el dueño de uno de los vehículos era judío y el dueño del otro carro era palestino. Esa información pintaba menos que Donald Trump en una convención de Premios Nobel, porque no tenía ninguna relevancia para la noticia.
Así como hay periodistas dispuestos a explotar el conflicto árabe-israelí para atraer clicks, también los hay periodistas y políticos más que dispuestos a ignorar información relevante a una noticia, con tal de no ofender — porque ahora resulta que existen hechos 'ofensivos' (!).