El año pasado, el ciudadano noruego Rolf Erik Eikemo murió de cáncer. Antes de morir, Eikemo accedió a participar en un experimento para el programa de televisión Folkeopplysningen.
Los editores del programa le pidieron que escribiera un mensaje secreto en un papel, que lo metiera en un sobre, sellara el sobre y lo pusiera en una caja fuerte — tras su muerte, psíquicos de todo el mundo dijeron poder ver la nota por medios paranormales o comunicarse con el difunto para averiguar la frase — de los más de 2.000 psíquicos que participaron, ninguno adivinó lo que había escrito Eikemo: