viernes, 3 de noviembre de 2017

El mito del racismo inconsciente y su Test de Asociación Implícita



La mayoría de personas no somos racistas y de hecho rechazamos el racismo, y que se le dé un trato diferente a las personas con base en su color de piel. Hasta ahí, bien. Entonces, en 1998, tres psicólogos publicaron un paper en el que, según ellos, se hacía un test para saber si las personas tenían asociaciones implícitas de manera no consciente — dependiendo de la velocidad con la que uno asociaba una palabra o una cara (o una cara y una palabra), se determinaba que uno hacía una asociación implícita. Por ejemplo, muchas personas asociaron más rápido la cara de una persona blanca con un adjetivo positivo y la cara de una persona negra con un adjetivo negativo, lo que dio pie a que estos psicólogos que los que tomaban el test tenían actitudes racistas implícitas.

Lo que podría haber sido un ejemplo de una asociación cultural familiar —como asociar más rápidamente salchicha con salsa de tomate que salchicha con paté— o un estereotipo, fue elevado inmediatamente a la categoría de sesgo racial. Wow! ¡Eso escaló rápidamente! Al intentar replicar el experimento con palabras sin sentido y sin ninguna carga adjetiva, otro equipo encontró que el Test de Asociación Implícita no mide asociaciones emocionales sino la relevancia de la palabra (y hay una poderosa razón evolutiva para que las palabras negativas tengan mayor relevancia que las positivas). Para completar, el Test de Asociación Implícita tiene un serio problema de fiabilidad (mejor dicho, no tiene ninguna fiabilidad), pues al tomar el test más de una vez, la misma persona obtendrá diferentes resultados — hay una página web para hacer el test, por si alguien quiere hacer la prueba.

El test merecía morir en la papelera de las hipótesis sin sustento empírico. Por el contrario, la idea se hizo tan popular que con el paso del tiempo, sus creadores han venido haciendo afirmaciones cada vez más estrafalarias sobre los alcances del test, e incluso publicaron un libro sobre los presuntos sesgos prejuiciosos de las personas.

Los estudios posteriores han dejado claro que el Test de Asociación Implícita no sirve para lo que se ha venido utilizando: capturar prejuicios inconscientes y medir el racismo y predecir si las personas van a tener comportamientos racistas. Curiosamente, uno de los metaanálisis encontró que el poder predictivo del Test de Asociación Implícita no es superior al poder predictivo de preguntarle a las personas si tienen algún sesgo... que, ya puestos, le quita todo lo de "implícito".

Lamentablemente, nada de esto ha impedido que la idea se propague como pólvora. Igual me equivoco, pero me parece a mí que decirle todo el mundo que es racista porque tomaron un test en línea, antes de ayudar en la lucha contra la discriminación racial, termina complicándola. Al fin y al cabo, ¿qué mejor forma de normalizar el racismo que decirle a todas las personas que son racistas?

(vía Skeptic | imagen: Nick Youngson)

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Publicado en De Avanzada por David Osorio

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