Lo sé, lo sé, ya no quieren saber nada del
padre Chucho. Y yo tampoco, pero alguien tiene que registrar los excesos y abusos del señor
Jesús Hernán Orjuela y de sus peligrosos feligreses, así que aquí vamos. (Los que ya están enterados, pueden saltarse el próximo párrafo, que resume cómo llegamos hasta aquí.)
Desde hace dos años
Orjuela hace misas ilegales en el parque vecinal de Castilla —
había prometido dejar de hacerlas, pero él mejor que nadie entiende que la palabra de un sacerdote no vale nada, así que siguió haciéndolas como si nada—. Como la
ley prohíbe estas misas, los ateos de Bogotá hicieron presencia pacífica en una de las misas, que terminó con
abuso policial y amor cristiano. Para calmar las críticas, Orjuela
volvió a 'prometer' que dejaría de hacer las misas en el parque, aunque empezó a solicitar que le cedieran la administración del mismo (?). En conciliación con la Alcaldía, los ateos defensores del espacio público se negaron a la
propuesta ilegal de cederle el parque a Orjuela y sus secuaces algunos días al mes.
El viernes,
parecía que esta historia llegaba a su fin, pues finalmente se decidió que
no se puede usar el parque para hacer misas —o sea, cumplir la ley—: