Como con todas las tradiciones religiosas, la Semana Santa trae sus propias estúpidas costumbres, como creer que se ha pecado por satisfacer las demandas del cuerpo y de la carne. Con esa estoica idea en mente decidieron prohibir que en esa semana se coma carne roja para así hacer penitencia (ohh, cómo le encantan el dolor físico y las privaciones a los líderes religiosos).
Así que los vendedores de carne blanca harán su agosto... a no ser que el Gobierno se lo impida:
Así que los vendedores de carne blanca harán su agosto... a no ser que el Gobierno se lo impida: