jueves, 7 de diciembre de 2017

En 2017, discriminación global contra ateos sigue empeorando



Cada año, la International Humanist and Ethical Union (IHEU) publica Libertad de Pensamiento, su informe global sobre el estatus legal y la discriminación contra ateos, humanistas y no-religiosos en general — los de 2014, 2015 y 2016 fueron para echarse a llorar.

Para este año, la IHEU acaba de publicar la Edición de Países Clave, y la cosa cada vez pinta peor. El informe trae un sistema de calificación por colores para cada categoría, que va de Marrón (para las violaciones graves) a Verde (para los países en los que los ateos son libres e iguales), pasando por Rojo (discriminación severa), Anaranjado (discriminación sistemática) y Amarillo (tratamiento a los ateos algo satisfactorio, aunque podría mejorar).

De los tres países que en 2016 tenían todas las categorías en verde (Bélgica, Taiwán y Holanda), en esta edición sólo aparece Bélgica — habrá que esperar a que publiquen la edición completa, con todos los países, para poder hacer conclusiones acertadas y pertinentes.

Sin embargo, esta edición trae información importante que nos permite hacernos una idea de cómo pinta el panorama a nivel global para los ateos, humanistas y no-creyentes en general. Por ejemplo, siete países persiguen activamente a los ateos: India, Malasia, Maldivas, Mauritania, Pakistán, Arabia Saudita, y Sudán.

En 30 países se presentan violaciones graves a la libertad de opinión y pensamiento. En 85 hay discriminación severa contra los ateos (¡incluyendo a Israel y Nueva Zelanda!).

El Preámbulo del Informe de este año fue escrito por Ensaf Haidar, la activista de derechos humanos que lidera la campaña para que Arabia Saudita libere a su esposo, Raif Badawi, y los demás prisioneros de conciencia. Es corto y vale la pena leerlo.

Del Informe, rescato dos extractos para darnos una idea de lo mal que vamos:

En la mayoría de los países con peores resultados de este informe, los no-religiosos se encuentran en un dilema. Por un lado, pueden permanecer invisibles, tal vez ajustándose a las prácticas religiosas en aras de una vida fácil, y en gran medida seguras. La mayoría de las veces son invisibles.

A diferencia de muchas de las grandes minorías religiosas, ni siquiera existe la pretensión de que los no-religiosos son bienvenidos a tener sus creencias idiosincráticas o de que se les permita construir sus iglesias. Más bien, los no-religiosos no pueden asociarse o expresarse libremente en la vida cotidiana, y fuera de Internet, ellos no pueden construir los equivalentes no religiosos de las asociaciones religiosas en el "mundo real", como lo hacen los humanistas en los países "occidentales", por ejemplo.

Por otro lado, si tan sólo declaran su no-religiosidad, por no mencionar sus razones, o abogan por ideas o valores explícitamente humanistas más allá de eso, entonces son inmediatamente callados con gritos por tratar de "hacer proselitismo", o por "herir sentimientos" u "ofender". Muy a menudo es un escenario de todo o nada: silencio, o ser considerado inmediatamente como un paria y un provocador.

[...]

La advertencia contenida en este informe no es sólo que registramos en varios países incidentes y tendencias de persecución activa, como si acabaran de ocurrir, de forma independiente y espontánea. Más bien, esto se parece mucho a un patrón de regresión a escala mundial.

La oposición retórica y las amenazas muy reales a las normas democráticas se extienden
mucho más allá de las "noticias falsas" y los bots de Twitter (tan potencialmente graves como lo son estos temas). Cualquier idea que subsista de que el laicismo y los derechos humanos deben establecerse inevitablemente por sí mismos, especialmente en países con muchos ciudadanos religiosos conservadores, debe dejarse a un lado como profundamente complaciente y apática. Los humanistas de todo el mundo, en países seguros y hostiles, deben hacer un esfuerzo masivo y basado en principios, haciendo un gran uso de la cooperación y la solidaridad internacionales, para afirmar sus valores y reivindicar sus derechos, incluyendo su derecho a siquiera existir.

Ese último párrafo resume perfectamente lo que yo creo que está ocurriendo y cómo debemos hacerle frente a la situación. El tristemente cada vez más célebre rechazo a los valores ilustrados nos ha llevado a una crisis de la civilización que no sólo destrozará todo el progreso que había doblado el arco del universo moral hacia la justicia y la tolerancia, sino que empezará su arrollador retroceso cargándose a las minorías —¡nosotros!—.

Por eso me parece contraproducente que haya ateos que pretendan censurar a los intolerantes, o que las palabras son violencia —mira por dónde: la misma excusa que utilizan los gobiernos teocráticos para perseguir a las minorías religiosas y no-religiosas— o que está bien golpear a las personas por sus opiniones retrógradas. Eso, cuando no falta el patético posmoderno que viene a lloriquear porque creemos que los musulmanes tienen las mismas capacidades para ser civilizados que el resto del mundo, así que nos negamos a bajar el listón para ellos.

Tenemos que entender —mejor dicho, ya deberíamos entender— que la única forma de que los ateos vivamos en paz es con sociedades abiertas e instituciones democráticas fuertes, que no cedan ni un milímetro en la defensa de las libertades de opinión y de expresión, y que eso incluye la libertad de los demás a pensar y opinar cosas horrendas.

Recurrir a medios autoritarios para defender los derechos humanos es regalarle la partida a los inquisidores: el fin no justifica los medios, pero los medios que usemos sí determinan el fin al que sirven.

Una mejor manera de enfocar nuestros esfuerzos es apoyando las iniciativas que buscan proteger a los ateos y humanistas alrededor del mundo. Por ejemplo, en la página de donaciones a la IHEU, explican que por cada £20 que reciben, pueden ayudar al proceso de asilo de ateos y humanistas en peligro. Con cada £2.000 recaudadas, IHEU puede ayudar a sacar a un humanista de una zona donde su vida corre peligro.

Si no les gustaría ser un homosexual en Irán o un ateo en Arabia Saudita, los invito a donar a la IHEU — si no está en sus posibilidades, siempre pueden compartir este post en sus redes, y así facilitar que llegue a personas con mayor solvencia económica.

(vía Friendly Atheist)

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Publicado en De Avanzada por David Osorio

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