La Comisión Nacional de Televisión (CNTV) era un órgano independiente y corrupto que le costaba millonadas de pesos al estado colombiano y cuyos altos funcionarios cobraban sospechosamente altos sueldos por un trabajo relativamente sencillo y muy mal hecho, toda vez que los canales -los campeadores
dos canales privados- siempre hacían lo que se les daba la gana: poner
banners que ocuparan la mitad inferior de la pantalla, correr su programación sin ningún tipo de aviso, recortar las películas como si se tratara de Ed, Manos de Tijera haciendo alguna travesura -¡y siempre quitando las escenas ni siquiera de sexo sino tan simplemente eróticas o sugerentes!-, etc.
Por todas estas razones la CNTV se ganó una merecida desarticulación y en el Congreso decidieron que sus funciones pasarían a depender de tres órganos. Ahora, gracias a mi profesor de Legislación en Comunicación, Juan Carlos Garzón, quien hace parte del
sindicato de la CNTV, me entero de que
la regulación de la televisión quedará completamente en manos del gobierno: