Colombia es un Estado laico. Eso significa que ninguna religión puede recibir tratamiento especial y que nadie puede violar las normas por el hecho de pertenecer a una religión, tener creencias religiosas, ser líder religioso, o tener muchos feligreses.
Desde octubre de 2015, los ateos de Bogotá han solicitado algo muy sencillo: que el sacerdote Jesús Hernán Orjuela, alias padre Chucho, respete las leyes como le corresponde a cualquier otro ciudadano. Por ley, está prohibido usar parques vecinales para ritos religiosos, y aunque tener una religión no es excusa para violar la ley, parece que Orjuela cree lo contrario — hace unos años dijo muy gallito en Noticias Uno que él estaba por encima de la ley.