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viernes, 24 de junio de 2011

Desintoxicación con Mentiras

No sé qué le pasa a los de El Espectador, pero definitivamente tienen cierta afinidad con el yoga. Ya antes habían reportado con gran pompa sobre sobre los militares minusválidos que eran engañados con pretensiones de sanación para que se sometieran a prácticas pseudocientíficas. Alguna rama del yoga magufo.

Y ha pasado de nuevo. El Espectador, otra vez, reportando como la gran maravilla, que a unos niños que van en busca de desintoxicarse del consumo de drogas, los meten a un programa pseudocientífico de yoga:

jueves, 16 de junio de 2011

No. La Ciencia no tiene nada de milagroso

A diferencia de The Guardian, en El Espectador parecen no tener problema con desacreditar lo que ha hecho la ciencia, ignorar la realidad y darle el crédito a dios.

Por ejemplo, tomemos el caso de la congresista gringa Gabrielle Giffords, que a principios de este año fue herida por un impacto de bala en la cabeza y a quien acaban de dar de alta. El periódico titula eso como "un caso milagroso" y procede a explicar que no hubo amigo imaginario sino sólo Ciencia y buena medicina:

domingo, 15 de mayo de 2011

¿Qué está mal con este titular?

El diario El Espectador anuncia esta noticia:

Abogado demostró que por su medio no ingresó dinero de 'narcos' a Santa Fe.


¿Qué falla en ese titular?

miércoles, 16 de marzo de 2011

Sobre Japón

Este tema tiene tantas aristas que ni siquiera sé por dónde empezar.

Creo que empezaré por expresar mis más sinceras condolencias a quienes hayan perdido familiares y amigos en la tragedia y deseo que los que todavía no han aparecido, que aparezcan. Me parece completamente afortunado que mi amigo japonés, Naoki, se encontrara de viaje en un desierto, creo que de Europa, cuando sucedieron el terremoto y el tsunami.

Una vez hechas estas aclaraciones, pasemos a los regaños pertinentes:

Como primera medida, no puedo dejar de sorprenderme ante la increíble estupidez de algunos cristianos que aseguran que dios -su todopoderoso y benevolente- dios, quiso castigar a los ateos sacudiendo Japón.

Su ignorancia y arrogancia parece no conocer límites. Por ejemplo está esta usuaria de YouTube, Tamtampamela, quien subió un video titulado GOD IS SO GOOD (DIOS ES TAN BUENO), en el que básicamente le daba gracias a dios porque ella y su secta le habían rezado para que nos abriera los ojos a los ateos y en menos de un día él había tomado a Japón y lo había sacudido. Era tal su nivel de agradecimiento y emoción que dejó de lado sus fervientes ganas de rezar para hacer el video y contarle al mundo lo genial que es su dictador celestial (que al momento de escribir estas líneas va siendo responsable de aproximadamente 13000 desapariciones y de que cerca de medio millón de japoneses hayan perdido sus viviendas y ahora tengan que vivir en albergues).

El video fue tan públicamente repudiado que al buscar Tamtampamela en YouTube, se consiguen 474 resultados. Ante esta ola de impopularidad, la delirante fanática cerró su cuenta y borró el video. Por supuesto, se alcanzó a hacer por lo menos una copia de ese video que alguien volvió a subir para que no desaparezca otra prueba del atentado al más mínimo decoro y la decencia que la religión promueve en sus fanáticos.

Otra diciente muestra de estupidez la proporcionó el pastor pentecostal David Yoggi Cho, quien asegura que la desgracia fue la forma que tiene su amoroso dios de advertir a Japón por su alto índice de ateísmo. Es curioso que se ensañe con Japón, país cuya estadística tectónica es de casi un terremoto por día. ¿Por qué no con Finlandia y Noruega, países con mayor índice de ateos y menor índice de terremotos?

Ante tanta idiotez, un ateo ha creado la página God Hates Japan (Dios odia a Japón), en la que le pide a la gente que no sean cretinos y pone un enlace a una explicación científica -o sea, real- de por qué pasan los terremotos. También tiene vínculos a las páginas de la Cruz Roja y de Médicos Sin Fronteras en donde se pueden hacer donaciones que le sirvan a los japoneses en vez de que les lleguen elementos tan completamente inútiles y carentes de significado como, digamos, la Biblia.

Pero la estupidez religiosa no es la única que buscó carroña entre la catástrofe.

También hubo terrorismo mediático, propagando la desinformación con respecto al desastre lo que ha contribuido a que cunda el pánico sobre las centrales nucleares de energía.

El caso concreto es el de Fukushima, que se ha sobredimensionado.

Semana lo tildó de problemas -probablemente lo más cauteloso-, siguiendo a la BBC; El Tiempo lo llama catástrofe y El Espectador decidió apropiado empezar el titular con la palabra Apocalipsis.

Afortunadamente no se ha dicho todo sobre el problema de la central de Fukushima y los chicos de Amazings en Español están poniendo su mejor empeño para combatir la desinformación nuclear.

Como primera medida, encuentro completamente recomendable ver la Guía para no meter la pata sobre la crisis nuclear de Japón, publicada en lainformación.com (además tiene una animación que proporciona aún más información visual a medida que se va de pregunta en pregunta).

Luego, podemos pasar a derrumbar los mitos sobre el terremoto, en Proyecto Sandía. Querer saber más sobre los peligros de la radiación está muy bien, pero hay que buscar información en vez de obedecer a la desinformación.

Todo esto ha sido aprovechado por el oportunismo catastrofista para atacar una y otra vez la energía nuclear. Ese debate es necesario tenerlo, pero por el momento hay que concentrarse en informar de lo que pasa realmente y no darle rienda suelta a versiones interesadas.

Por supuesto, no estoy diciendo que no haya pasado nada y que todo el mundo puede seguir tan tranquilo y tan campante. No. Sí ha pasado, pero no me parece que haya que sacar las cosas de proporción. Fukushima evidentemente no resistió pero esa información no estaba disponible cuando empezaron a sonar las alarmas y a decir precisamente eso y a hacer ridículas comparaciones entre Fukushima y Chernóbyl (que también cuenta con sus propios mitos, exageraciones y desinformación).

domingo, 6 de marzo de 2011

Colombia, Banana Republic: Engañan a los Militares Minusválidos

Antes de empezar, quiero dejar muy claro que guardo el mayor respeto por aquellos soldados que han sido víctimas de las salvajes tácticas terroristas y que me solidarizo con ellos y sus familias. Les agradezco profundamente que hayan sacrificado su integridad física y su estabilidad emocional y psicológica en el cumplimiento del deber y protegiendo un proyecto de país que a veces ni siquiera merece ser salvado y que tan mal les ha pagado su esfuerzo.

Es precisamente por eso mismo que este artículo está dedicado a ellos. Me hierve la sangre de sobremanera cuando veo que se aprovechan de su dolor para darle cabida a prácticas pseudocientíficas con pretensiones de sanación.

Y hoy, estamos estrenando. Estrenamos práctica: yoga. Y estrenamos medio de comunicación: El Espectador.

Ya había visto sucumbir a El Tiempo y Semana ante el oscurantismo charlatán y me preguntaba cuánto duraría El Espectador. Pues llegó hasta el día de hoy.

Quiero aclarar que el yoga puede ser muy sano si se hace bien pero que no es más espiritual que los aeróbicos, el stepping o la escalada de roca. Y si se hubiera mantenido en ese tenor, la siguiente noticia que comento no tendría ningún problema. Pero las circunstancias son distintas.

Me he quedado estupefacto cuando leí en el periódico acerca del Yoga, la sanación de la guerra.

"Nosotros los ayudamos a través del yoga a que su salida no sea tan dura. Tienen que dejar el único trabajo que han tenido y por eso les damos recursos energéticos para que superen la frustración de lo que les pasó y afronten el nuevo duelo de vivir en un mundo en ocasiones indolente con las víctimas", dice Ana Catalina Aragón, quien ha apoyado el proceso de cerca.

¿Recursos energéticos? Y ¿qué es eso? ¿Acaso les dan barras de chocolate y leche condensada? ¿Los conectan a una batería? ¿Los ponen en paneles solares? ¿Les regalan bonos y acciones de Energizer?

Y bueno, esa podría ser una explicación vaga e imprecisa sobre una ayuda física y psicológica que le aportan a los soldados discapacitados que podría pasar por alto, pero entonces me encuentro con esto:

La yogui del Batallón de Sanidad

Tenía 16 años, estudiaba enfermería en Bogotá y leía un libro de yoga de la rusa Indra Devi que le regaló su papá, sin imaginar que esa mujer sería su guía espiritual durante los últimos cuarenta años. Desde entonces, Adriana Silva entregó su tiempo, su cuerpo y su mente al conocimiento y la práctica del yoga, como método de comprensión y de sanación. Muy joven se casó con Robert Acosta, el único lama suramericano y uno de los primeros en abanderar el conocimiento del budismo en Colombia. Con él vivió en San Francisco (California), en donde se conectó con otras tradiciones y culturas de Oriente. En 1995 fue elegida por el célebre médico hindú Deepak Chopra para dirigir los ejercicios de yoga en su famoso "centro de bienestar" en San Diego (California). Hoy, además de las clases particulares que da, lidera las sesiones de yoga con 25 soldados del Batallón de Sanidad heridos y mutilados por la guerra que no da tregua.

¡Tremenda mezcla!

Empezó con Indra Devi, quien decía:

Pero vale la pena aclarar bien el concepto: el Yoga no es una religión ni una filosofía, sino una forma de espiritualidad.

Y luego, la fundación que lleva su nombre sigue hablando de ese etéreo del que no hay pizca de evidencia alguna llamada espíritu:

El Yoga que Indra Devi enseño es un Yoga Total, que ayuda alcanzar un desarrollo armonioso de cuerpo, mente y espiritu.

Y cuando clasifican los tipos de yoga, recurren a la ignorancia popular y los íconos religiosos:
El Karma Yoga o de la acción desinteresada, ejemplo de éstos son La Madre Teresa de Calcuta, Ghandi.
A propósito de Gandhi, él está en lista de espera del Lente Escéptico. Ese es otro cretino moral que la humanidad ha puesto en un pedestal. Y, por cierto, es Gandhi. Con la "H" antes de la "I".

Tras sumergirse en las enseñanzas esotéricas y oscurantistas de Devi, la que sería instructora de los soldados, se involucró con un lama. Ya hemos visto los postulados y preceptos de esta religión feudal y machista (agregaría violenta, pero eso es algo común a todas las religiones, aunque también lo son los otros dos adjetivos).

Y después se hizo seguidora del máximo gurú del oscurantismo new age, Deepak Chopra (probablemente el charlatán más acaudalado del mundo, autor de monumentales afirmaciones gratuitas como esta sacada de una perorata contra Richard Dawkins: "estadísticamente, la desconfianza cínica está correlacionada con la muerte súbita prematura por enfermedades cardiovasculares", o sea que el escepticismo mata; por no mencionar aquella vez en que presentó disculpas por haber causado, él solito, un terremoto de 7,2 grados).

Con estos antecedentes considero que la tal Adriana Silva es la persona menos indicada para estar dándole clases de tranquilidad a los soldados discapacitados, aprovechándose de su dolor para sembrar en ellos la semilla del pensamiento mágico.

Aprovecharse de la inestabilidad emocional y consecuente suspensión temporal de facultades críticas de los que han quedado discapacitados para dar rienda suelta a las tendencias oscurantistas es de lo más bajo que un ser humano puede caer.

También me parece que es una lástima que El Espectador se preste para dignificar la charlatanería y tilde a Chopra como "médico hindú", cuando no es más que un pseudocientífico best-seller de panfletos de autor-ayuda.