
Un día cualquiera te encuentras donde tu amigo, quien jura y come tierra que en su casa hay un fantasma. Harto con tu escepticismo, tu amigo llama a un supuesto cazafantasmas (no de los de la peli, aunque sería más equivocado decir "de los de verdad"). El cazafantasmas trae consigo una cámara, que apunta al área de la casa donde tu amigo dice que suele estar el fantasma, y, como por arte de magia, un esqueleto de líneas verdes aparece en la pantalla en un lugar de la casa donde no hay nadie.
Una vez que el cazafantasmas se ha ido, no sin antes cobrar por sus servicios, tu amigo se dará por satisfecho de que ha demostrado en tiempo real que los fantasmas existen. A pesar de la imposibilidad del caso, la cámara mostró un esqueleto de líneas verdes donde no había nadie, así que te quedas rascándote la cabeza y preguntándote cómo pasó esto.