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domingo, 19 de enero de 2025

Vacuna contra el mito de Patarroyo



Hace unos días Colombia estuvo de luto por la muerte de Manuel Elkin Patarroyo, posiblemente el científico colombiano más famoso del país. Patarroyo genera odios y amores, según qué faceta suya se mire — y normalmente se confunde una faceta con las otras. Aquí vamos a tratar de mirarlas de manera separada.

Manuel Elkin Patarroyo, el científico


En 1987, Manuel Elkin Patarroyo presentó la primera vacuna sintética contra la malaria, la SPf66, y se la regaló a la Organización Mundial de la Salud (OMS). Durante los siguientes ocho años, la vacuna fue puesta a prueba en varios lugares del planeta, pero su tasa de éxito era muy baja o directamente no era efectiva. Eventualmente, la OMS la registró como inactiva o descontinuada.

Patarroyo dedicaría el resto de su vida a la investigación de vacunas sintéticas, específicamente contra la malaria, la tuberculosis, la leishmaniasis, la hepatitis A, la amigdalitis y el dengue. En ello fue coautor de al menos 630 publicaciones, cuenta con un poco menos de 16,000 citas, y en algún momento su laboratorio tuvo casi 160 investigadores.

No tenemos motivos para dudar que, en el más estricto sentido del quehacer científico, Patarroyo hacía buena ciencia. Cuando se trataba de ponerse la bata blanca, preparar discos de Petri, mirar bajo el microscopio, anotar los resultados, y publicar sus datos para revisión y posterior publicación, Patarroyo parece haberse ceñido a las normas que rigen la ocupación. No hay retractaciones de sus papers, denuncias de datos manipulados, ni cosas por el estilo.

Manuel Elkin Patarroyo, el charlatán


Existen otras facetas, menos pulcras, de Patarroyo. No hay escasez de afirmaciones gratuitas y anuncios grandilocuentes que Patarroyo hizo, pero que nunca se materializaron o fueron respaldados por la evidencia.

Por ejemplo, la explicación que Patarroyo ofreció para la inefectividad de su vacuna SPf66 no fue que él no hubiera acertado a la primera (que, en puridad, es parte de hacer ciencia, y no debe entenderse como fracaso), sino que era por las "fuerzas oscuras" de la industria farmacéutica, que supuestamente veía como una amenaza a su modelo de negocio que él le hubiera regalado la vacuna a la OMS, por lo que habían decidido sabotear todos y cada uno de los ensayos clínicos.

Aunque no seré yo quien le cante alabanzas a la industria farmacéutica, parece que Patarroyo nunca se molestó en proporcionar evidencia de este complot contra su vacuna. De hecho, la vacuna incluso sería objeto de una revisión Cochrane, que tampoco encontró que fuera efectiva. Culpar a las farmacéuticas sin aportar evidencias es una teoría de la conspiración en toda regla.

Patarroyo enfrentó varias denuncias por traficar ilegalmente los monos nocturnos del Amazonas que usaba en su investigación, aunque finalmente los estrados judiciales lo absolvieron y permitieron que continuara con sus investigaciones. Una vez más, las farmacéuticas fueron acusadas de estar detrás de una campaña de desprestigio aunque, como de costumbre, nunca hubo evidencia de esto. (Y no hay que olvidar que los animalistas son perfectamente capaces de ser obstinadamente litigantes sin estar a sueldo de nadie.)

En cualquier caso, conspiración farmacéutica de por medio o no, a pesar de dedicar casi 40 años a la investigación de vacunas sintéticas contra toda una serie de enfermedades, Patarroyo nunca desarrolló otra vacuna.

Eso no significa que Patarroyo no anunciara más vacunas. Por ejemplo, en 2011 anunció que ahora tenía una vacuna contra la malaria efectiva en más del 100% (¿!), que llamó Colfavac (Colombian Falciparum Vaccine). Esta nueva vacuna se cayó en la segunda fase de ensayos clínicos.

En 2018, durante el I Congreso Mundial de Facultades de Farmacia (IPAP18) Patarroyo prometió que la nueva versión de la vacuna, la Colfavac 90-100, se empezaría a aplicar al año siguiente. Eso no ocurrió. Luego, en 2021, Patarroyo prometió una vacuna contra el Covid-19; la llamada Colsarsprot que sería entregada en apenas unos meses, en 2022. Eso tampoco ocurrió.

Una interpretación caritativa sería pensar que Patarroyo tenía más entusiasmo que prudencia al momento de hablar sobre su trabajo, y que la emoción se apoderaba de él cada vez que se ponía delante de un micrófono. No obstante, esa interpretación no podría explicar la tendencia que tenía Patarroyo por utilizar su prestigio científico para darle validez a ideas cuestionables o que directamente no son ciertas.

Por ejemplo, a pesar de que no tenía experiencia desarrollando vacunas contra virus, cuando la pandemia de Covid-19 llegó al país, Patarroyo dio entrevistas en calidad de experto, e incluso tuvo una reunión para asesorar al Presidente Duque, escenarios en donde echó mano de su autoridad científica para decir cosas demostrablemente falsas y esparcir desinformación, en contra de lo que los investigadores del Covid estaban diciendo. Así, Patarroyo ayudó a la confusión general, y posiblemente a que hubiera un mayor número de infectados y de muertos. Ante las críticas de que su especialización era en enfermedades tropicales causadas por parásitos, y no en virus de transmisión aérea, su respuesta fue que "son iguales" en vista de que todo son moléculas y proteínas. Facepalm!

En otra ocasión le dijo a la revista católica Ecclesia que el grado de incertidumbre al analizar el núcleo de los átomos le indicaba que el mundo estaba muy ordenado (?) y que eso significaba que había un creador universal — lo que es un fracaso monumental en pensamiento crítico y, para completar, no apunta a que el catolicismo sea la religión verdadera más de lo que podría apuntar al budismo, el jainismo o la religión cargo.

Ahh, y por supuesto, no podía faltar el apunte de rigor de que el catolicismo y la ciencia son compatibles. Hay pocas cosas más lamentables a que un investigador utilice su prestigio científico para rehabilitar la superstición organizada de sus afectos. Como ya hemos explicado antes, las religiones ofrecen afirmaciones basadas en la revelación, la fe o la autoridad; mientras la ciencia ofrece afirmaciones sobre el mundo basadas en la mejor evidencia disponible, y susceptibles de modificación según nueva y mejor evidencia. Así que la afirmación de compatibilidad entre ciencia y religión es como decir que el fútbol es compatible con meter goles con la mano.

A mí siempre me dan lástima los científicos católicos que se ponen a escupir estas chorradas pero nunca se molestan en indicar un solo paper revisado por pares y publicado en una revista científica de amplia trayectoria y alto factor de impacto donde se dé por buena, o siquiera posible, la doctrina de la transubstanciación (según la cual, dice la Iglesia Católica, la harina se convierte literalmente en carne humana).

La frecuencia con la que Patarroyo hacía promesas rimbombantes y afirmaciones extravagantes para las cuales parecía pensar que su título de investigador era evidencia más que suficiente pone en tela de juicio la idea de que él simplemente se dejaba llevar por la emoción ingenuamente al tener una grabadora cerca.

Manuel Elkin Patarroyo salva al país


En Colombia, la ciencia no es vista como la interrogación escéptica del Universo mediante la cual satisfacemos nuestra curiosidad al tiempo que descubrimos cómo funciona el mundo a nuestro alrededor, y concebimos formas de interactuar con nuestro entorno que nos resulten ventajosas, sino que es más bien entendida como el ejercicio de un rito pagano industrial, ejercido por una especie de monjes con acceso secreto a un tipo de conocimiento de entre muchos varios, gurús cuyas prescripciones pueden ser tomadas más o menos a discreción, dependiendo de qué tanto comulguen con la idiosincracia nacional. Por eso, los científicos son tratados como una especie de bichos raros que ocasionalmente se transforman en sabios redentores con la verdad revelada para salvar al país, aunque sus prescripciones siempre terminan recogiendo polvo. La suspicacia y el desdén que en el país se tiene contra la ciencia son descomunales; y en consecuencia, todas las administraciones, del signo político que sean, la han tratado como un botín burocrático.

Esta fue una realidad que Manuel Elkin Patarroyo tuvo que navegar, y todo apunta a que no lo hizo nada mal. Si no de manera explícita, al menos a nivel instintivo, Patarroyo comprendió muy temprano que Colombia tiene ese malsano hábito de endiosar a los ciudadanos que consiguen el nebuloso propósito de "salvar al país", para satisfacer una suerte de necesidad psicológica, rascando esa picazón psicótica colectiva de quedar bien. Esto deriva en una tendencia a crear cultos y proto-cultos de la personalidad, que facilitan la explotación por parte de las personalidades instaladas en el panteón colectivo nacional. Y empiezan los círculos viciosos de "salvar al país" y consolidar su lugar en el pedestal, "salvar al país" y cimentar la posición, "salvar al país" y... así por toda la eternidad.

Desde que desarrolló la vacuna SPf66, Patarroyo consiguió ser puesto en el pedestal nacional, siendo canonizado como el científico estrella del país. En esta calidad le lloveron premios, galardones, honoris causa, invitaciones a conferencias y todo tipo de condecoraciones y homenajes, y la periodista Flor Romero escribió su biografía autorizada. En 1995, el mismo año en el que la vacuna SPf66 finalmente sería rechazada definitivamente por inefectiva, Patarroyo fue nombrado como uno de los 100 colombianos más influyentes y poderosos del país.

Después de casi una década de "salvar al país" al lomo de una vacuna fallida, a Patarroyo le llegó una nueva oportunidad de "salvar al país" con la primera Misión de Sabios, la farsa del gobierno nacional de convocar sabios salvadores y pedirles sus recomendaciones, para luego ignorarlas olímpicamente. Años más tarde, en una expresión de algo que no puede sino ser descrito como populismo, al anunciar la primera vacuna Colfavac, Patarroyo también prometió que todas sus vacunas llevarían el prefijo 'Col', "para que la gente sepa que fuimos los colombianos los que resolvimos el problema de la malaria, de la tuberculosis, del dengue y de esa manera se le otorgue el crédito y reconocimiento al país". El número total de vacunas efectivas con el prefijo 'Col' desarrolladas por él y su equipo permanece igual, catorce años después: cero.

Otro problema con la beatificación de los salvadores de la patria es que, una vez instalados en ese pedestal, todos se conocen con todos, y aparentemente Patarroyo tenía una facilidad pasmosa para amistarse con los tipos que son elegidos Presidente del país. Posiblemente su expresidente más cercano fuera Belisario Betancur, en cuyo funeral Patarroyo dijo haber sido el 'hijo bobo' de esa familia, y que cuando estuviera completada la vacuna de la malaria, esta también sería obra de Betancur.

Con una buena suerte normalmente reservada para políticos y personajes de la farándula, Patarroyo consiguió acaparar durante años más de la mitad del presupuesto nacional de investigación. Los fondos se depositaban en las cuentas de la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia (Fidic), la organización que Patarroyo fundó con su familia "y ex mandatarios colombianos".

La página de la Fidic es una oda a los albores del diseño web, y no parece haber recibido ninguna actualización en más de 10 años. No tienen secciones de misión, visión, acerca de, historia, ni mucho menos información sobre sus fundadores o su junta directiva — ni siquiera hay nada que indique que su co-fundador más famoso ha fallecido. Ciertamente no es la página web que uno esperaría de una organización que durante varios años consecutivos consiguió hacerse con más de 1,000 millones de dólares americanos del erario.

El investigador siempre adujo que tan abultada financiación era necesaria para pagar a sus investigadores, conseguir sujetos de investigación y materiales, y mantener las instalaciones. Aparentemnte la producción investigativa de la Fidic se ha mantenido constante hasta el día de hoy a pesar de que más o menos a partir de 2010 dejó de recibir financiación del gobierno colombiano. Sus fuentes de financiación posteriores incluyen al gobierno español, la Caja de Ahorros de Navarra, y la Universidad del Rosario. Para el presunto desarrollo de la vacuna Colsarsprot recibió financiación de la Universidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales y de la opaca Fundación Internacional Limitada Greenstone de Hong Kong.

Todo esto plantea preguntas que Patarroyo nunca se molestó en responder seriamente. Infortunadamente, la respuesta de Patarroyo era que —como a todo buen salvapatrias que se respete— le tenían envidia. No es envidia: si él estaba recibiendo la mitad del pastel, mientras todos los demás investigadores del país, si les iba bien, conseguían migajas, no sin antes haber tenido que sortear exitosamente toda una carrera de obstáculos burocrática, entonces exigir transparencia y que se nivele el campo de juego no es envidia, sino una petición absolutamente razonable.

A pesar de esto, la buena fortuna típica de una celebridad lo siguió hasta el final de su vida. Por lo menos hasta el año pasado, Patarroyo estuvo en la nómina de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional como catedrático de tiempo completo, con un salario exorbitante, a pesar de no dictar clase desde los Noventa. ¿Y quién no quiere pagarle una fortuna a alguien que se dedica a "salvar al país"?

Patarroyo no necesitó diseñar mal sus experimentos, hacer p hacking o amañar sus datos para hacerle daño a la ciencia colombiana: de las cuatro normas mertonianas que conforman el espíritu de la ciencia moderna, Manuel Elkin Patarroyo cómodamente rompió dos o tres de manera habitual.

El valor mertoniano del desinterés personal consiste en que los científicos deben actuar en beneficio de la empresa científica común más que por ganancia personal. Es claro que en este aspecto Patarroyo prefirió su interés propio, y en el proceso perjudicó a otros investigadores. También es claro que al culpar a las farmacéuticas sin proporcionar evidencia, Patarroyo atacó el valor mertoniano del escepticismo organizado: hay que tener un exceso dañino de autoestima para deplorar el trabajo de todos los demás científicos que se dieron a la tarea de poner a prueba sus vacunas y no encontraron que fueran efectivas, y acusarlos de ser todos comprados por las farmacéuticas o de ser todos tan ineptos como para no darse cuenta de que sus ensayos clínicos estaban siendo saboteados.

Incluso, el valor mertoniano del universalismo se vio emboscado por Patarroyo con su promesa de nombrar sus vacunas con el prefijo 'Col' para que el mundo supiera que fueron los colombianos quienes habían conquistado la malaria. El provincialismo es tan compatible con el universalismo como la religión lo es con la ciencia. Con algo de caridad, se podría hacer un argumento de que el único valor mertoniano que Patarroyo respetó fue el del comunismo, cuando regaló su vacuna a la OMS, lo que sí conduce al sentido de propiedad común y de acceso a los bienes científicos.

Al final, creo que Patarroyo consiguió su meta más ambiciada, que fue dejar muy en alto el nombre de Manuel Elkin Patarroyo. En su biografía autorizada, el investigador afirmaba que estaba "condenado a ganarse el Nobel". Nunca le pasó, ni falta que le hizo: para "salvar al país" tan sólo basta con hacer afirmaciones grandilocuentes, y esperar que nadie les haga seguimiento. Y así lo hizo él, de manera sistemática, durante casi 40 años.

(imagen: MedellínUNAL)

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sábado, 28 de diciembre de 2024

Cómo funciona una cámara cazafantasmas



Un día cualquiera te encuentras donde tu amigo, quien jura y come tierra que en su casa hay un fantasma. Harto con tu escepticismo, tu amigo llama a un supuesto cazafantasmas (no de los de la peli, aunque sería más equivocado decir "de los de verdad"). El cazafantasmas trae consigo una cámara, que apunta al área de la casa donde tu amigo dice que suele estar el fantasma, y, como por arte de magia, un esqueleto de líneas verdes aparece en la pantalla en un lugar de la casa donde no hay nadie.

Una vez que el cazafantasmas se ha ido, no sin antes cobrar por sus servicios, tu amigo se dará por satisfecho de que ha demostrado en tiempo real que los fantasmas existen. A pesar de la imposibilidad del caso, la cámara mostró un esqueleto de líneas verdes donde no había nadie, así que te quedas rascándote la cabeza y preguntándote cómo pasó esto.

miércoles, 27 de noviembre de 2024

Cuando los escépticos se equivocan: Refutando al refutador



Esta es una traducción libre del artículo When Skeptics Get It Wrong: Debunking The Debunker, por Jon Guy, publicado originalmente en The Curious Case of Science el 23 de noviembre de 2024.

[Nota del Traductor: Las oraciones en bloque de citas corresponden al texto traducido de una imagen. Las imágenes originales pueden ser consultadas en el texto original]


domingo, 14 de enero de 2024

Contenido chatarra: 'Somos lo que comemos'



Hace varios años dimos sepultura al género documental, porque los documentales pasaron de ser el registro y la transmisión fidedigna de los hechos, a volverse una manera de hacer propaganda y activismo.

No es que el fenómeno sea particularmente novedoso — por ejemplo, la impresentable arpía conocida como Teresa de Calcuta le debió su lanzamiento al estrellato a un 'documentarista' más interesado en el mercadeo que en los hechos. No obstante, la entrada en escena de Internet y las redes sociales facilitaron la explosión de los panfletos activistas travestidos de documentales, como las imposturas intelectuales de Zeitgeist, El mundo según Monsanto, La educación prohibida ó 9.70, por mencionar algunas.

La aparición de los servicios de streaming sólo podía servir para exacerbar el problema. Por eso no es de extrañar que uno de los primeros "documentales" de Netflix —si no el primero— haya sido la serie Making a Murderer (Fabricando a un asesino), que cuenta los 18 años que Steven Avery pasó en la cárcel por un crimen que no cometió, y luego el juicio y la condena por un asesinato que Avery sí habría cometido después de que hubiera recuperado su libertad; la serie, que retrata a Avery como alguien que habría sido condenado injustamente dos veces, omitió varias de las pruebas del segundo juicio que fueron determinantes en el veredicto, lo cual es bastante relevante en vista de las varias peticiones para que esta segunda condena también sea perdonada. El genero 'documental' se convirtió en una herramienta del activismo.

Un sector que desde muy temprano aprovechó los golpes de efecto y la manipulación emocional que se pueden conseguir en el cuarto de edición fue el del veganismo (y vegetarianismo), que no tiene escasez de pseudodocumentales satanizando la producción, comercialización y el consumo de carne. (Casi la totalidad de veganos que conozco tomaron la decisión de abandonar la carne después de ver uno o más de estos productos audiovisuales.). Así que tan sólo era cuestión de tiempo para que esta ideología nos fuera presentada con la etiqueta de 'documental' en los servicios de streaming.

Primero vino Game Changers, y luego, a principios de 2024, Netflix estrenó You Are What You Eat (Somos lo que comemos), una serie en la que le hacen seguimiento a cuatro pares de gemelos, de los que uno sigue un régimen veg mientras que el otro come una dieta que incluye carne; y, mira por dónde, el resultado al final de la serie es que los gemelos que comieron platillos veg son más "saludables" que los que comieron carne. Claro que esto tiene sus bemoles.

lunes, 8 de enero de 2024

Escépticos alemanes pierden el escepticismo



En Alemania, la Sociedad para la Investigación Científica de la Pseudociencia (Gesellschaft zur wissenschaftlichen Untersuchung von Parawissenschaften, GWUP) parece haber caído presa de las garras de la mal llamada Justicia Social™.

jueves, 31 de agosto de 2023

Inexistente monstruo del lago Ness elude a investigadores



Este fin de semana fue muy emocionante para el mundillo de la criptozoología, pues cientos de entusiastas se reunieron en Escocia para, entre todos, encontrar de una buena vez al monstruo del lago Ness —cariñosamente llamado Nessie—.

Después de dos días de búsqueda sobre los 37 kilómetros de superficie de lago, la expedición terminó, una vez, más con las manos vacías:

lunes, 16 de enero de 2023

Harriet Hall (1945-2023)



Hoy estamos de luto, pues el miércoles 11 de enero de 2023, el esposo de la Dra Harriet Hall informó en sus redes sociales que la legendaria escéptica había fallecido:

viernes, 5 de agosto de 2022

Divulgadora científica se suicida por acoso de grupos anticiencia



Por el blog del Dr. Edzard Ernst me entero de la muerte de la Dra. Lisa-Maria Kellermayr, quien se quitó la vida tras volverse el blanco de campañas de matoneo y acoso por parte de grupos antivacunas y negacionistas del Covid, por su pasión por divulgar ciencia:

martes, 24 de mayo de 2022

Los círculos del Sahara



En junio de 2021, un usuario en Reddit preguntó sobre unas marcas inexplicables e indocumentadas en el desierto de Argelia, que había encontrado en Google Earth, aisladas de cualquier centro de actividad humana. Las marcas consisten en un punto con 12 nodos a su alrededor, como un reloj, y todavía pueden ser vistas en Google Maps.

Como ya ha ocurrido antes con los círculos de las cosechas y las pirámides, no han faltado entusiastas de lo paranormal y/o extraterrestre que ante la ausencia de atribución fueron soltando sus fábulas preferidas, para luego aferrarse a ellas como un clavo ardiendo cuando aparece la hipótesis con un mucho mayor poder explicativo.

Y ahora tenemos una muy buena explicación de los círculos en el desierto del Sahara, cortesía del equipo de investigación del portal semiperiodístico Vox — para sorpresa de nadie con uso de sus facultades críticas, la explicación es más bien humana y mundana, antes que extraterrestre y paranormal:

miércoles, 18 de mayo de 2022

Herejes en Vivo, ft David Osorio — homeopatía y escepticismo 'empático'



La semana pasada fui invitado al episodio en vivo de Herejes: El Podcast para hablar de todo un poco, tomando como punto de partida la demanda al fabricante de homeopatía Boiron por engañar a los consumidores. Hacía unas semanas yo había visto el episodio con Lolo Espinosa sobre escepticismo empático y le comenté a Vasco, Alejandro y Bobby que tenía algunos reparos sobre el planteamiento de Lolo.

Ahí nació el episodio en vivo de la semana pasada — Herejes y Caro Solis En Vivo! Q&A #17 Gurú Asesino; Boiron y la Estafa Homeopática (ft David Osorio):

domingo, 3 de octubre de 2021

No hay más admisiones por trauma en noches de luna llena



Un estudio reciente realizado en Sudáfrica contabilizó las heridas por trauma notificadas a lo largo de varios años en un centro de traumatología, y luego contabilizó las admisiones en noches de luna llena y comparó la cifra con el número de admisiones de las demás noches.

Sólo para sorpresa de los más ingenuos y supersticiosos, la cantidad de admisiones no estuvo relacionada con las fases lunares:

lunes, 17 de mayo de 2021

La Justicia Social arruinó el ateísmo (II)


Una de las cosas que mencioné al principio de la primera entrega de este artículo es la facilidad con la que se etiqueta de nazi (o alt-right, o neonazi, o de extrema derecha, o supremacista blanco, o adyacente al supremacismo blanco) a una persona por su escepticismo frente a la Justicia Social, y cómo deberíamos reservar esas etiquetas para casos en los que abunde la evidencia de que alguien suscribe de hecho esa lacra de ideologías.

Más me demore yo en traducir mi carta a Gretchen diciendo eso, que en aparecer un artículo acusando a los movimientos ateo y escéptico de haber virado a la extrema derecha y la alt-right, y asegurándose de mencionarme varias veces en los primeros párrafos. ¡El asesinato de mi reputación va sobre ruedas!

En esta ocasión, el autor es el profesor mexicano Miguel Ángel Civeira González (Maik para los amigos), autor del blog Ego Sum Qui Sum, quien vino a rematar lo que había empezado Daniel Galarza Santiago.

Por supuesto, las mentiras sobre mí no se hicieron esperar. Civeira abre el artículo asegurando que tras la muerte de George Floyd yo compartí una gráfica con estadísticas sobre incidentes de crímenes violentos interraciales de 2018 en mi perfil de Facebook, lo cual es absolutamente falso. (Civeira ni siquiera tiene acceso a mi perfil.) Quien sí le ha dado difusión a la gráfica ha sido el propio Civeira, que la reprodujo en su artículo, y además ya la había puesto en su perfil de Twitter. Además, quienes me han leído saben que yo jamás publicaría una gráfica de ese tipo, porque para mí la solución pasa por dejar de obsesionarse con el color de piel, y que un crimen violento está mal y es reprochable siempre, independientemente de los niveles de melanina de los involucrados.

sábado, 17 de abril de 2021

La Justicia Social arruinó el ateísmo (I)



Una versión de este artículo fue publicada en Factor 302.4, blog de Alejandro Agostinelli



Más o menos desde 2011, el movimiento ateo ha venido sufriendo una transformación que ha definido su rumbo en estos últimos 10 años — en pocas palabras, esa transformación ha sido un abandono de los valores ilustrados clásicos (libertad de expresión, libre investigación, la libertad de debatir ideas, el escepticismo y la tolerancia por puntos de vista diferentes) y su reemplazo por un conjunto de principios autoritarios (pureza ideológica, temas tabú, dogmatismo, e intolerancia por quien piense diferente).

Cuando la transformación empezó, yo estuve reportando aquí lo sucedido; no sé de nadie más que haya cubierto estos temas en español, y ciertamente todos los activistas hispanohablantes con los que empezaba a relacionarme en ese momento se quedaban rascándose la cabeza cuando yo mencionaba el tema. Aparentemente, nadie más estaba interesado en estas cosas, lo que significaba trabajo extra, pues si quería que mis lectores supieran lo que pasaba, no sólo tenía que traducir, sino que además tenía que explicar quién era quién, para poder poner las cosas en contexto. Y durante un tiempo lo hice, aunque eventualmente dejé de publicar sobre este tema, y me enfoqué en otros más cercanos a mis lectores.

En cualquier caso, siempre le seguí la pista al tema, porque aún hoy en día sigo asombrado de que un movimiento cuya existencia gire alrededor del respeto al diferente le haya dado la espalda a su propia razón de ser. ¿La cereza sobre el pastel? Que lo hicieron en nombre de la tolerancia y el respeto a la diferencia.

Lo curioso es que el ateísmo organizado fue el primero aunque ciertamente no el último nicho en sufrir una transformación de este tipo. Desde la comunidad del crochet hasta los medios de comunicación han sido presas de transformaciones similares, siempre caracterizadas por acoso, matoneo, y persecuciones a los disidentes. Esto no puede venir como una sorpresa para nadie que no haya vivido bajo una piedra en los últimos cinco años — las instituciones liberales y los principios ilustrados sobre los cuales reposan estas se encuentran bajo ataque en todos los frentes.

El conjunto de ideas detrás de estas transformaciones son aplicaciones de las propuestas de autores posmodernos y sus adaptaciones (unas más fidedignas que otras) al mundo actual, que se han popularizado pretendiendo que luchan por la justicia social; en consecuencia sus activistas han sido llamados Justicieros Sociales (SJW, por las siglas Social Justice Warrior= o woke, porque supuestamente 'despertaron' y abrieron los ojos ante las injusticias. En resumen se trata de una ideología moral bastante inflexible que es caracterizada por las políticas de identidad, la corrección política, y la promoción de la equidad (que no igualdad) y la diversidad de rasgos biológicos (aunque no de pensamiento). Como le he seguido la pista por años a esa transformación, particularmente en el movimiento ateo, y he registrado algunos de esos casos aquí, y otros en la versión de este espacio en inglés, en 2019 mi amiga Gretchen Mullen me invitó a exponer el tema. En ese entonces, para mí ya era claro que el movimiento ateo estaba condenado al fracaso de seguir dándole la espalda a los valores ilustrados, por lo cual escribí que el posmodernismo había secuestrado y destruído el movimiento, al punto de crear una grieta o brecha con dos lados claramente definidos: los autoritarios y los librepensadores.

En vista de que se me habría ido la vida recordando todos y cada uno de los incidentes de matoneo, acoso, y deshonestidad intelectual en los que los ateos woke han incurrido a lo largo de estos 10 años, preferí hacer un resumen de cómo ha ido evolucionando la conversación dentro del propio movimiento ateo, y ofrecer una sensación general de qué es lo que ha venido pasando desde 2011:

sábado, 20 de junio de 2020

¿Podemos alejarnos del borde del abismo?



Esta es una traducción libre del artículo Can We Pull Back From the Brink? de Sam Harris; el artículo es una transcripción literal del episodio 207 de su podcast Making Sense, que se titula igual, publicado el 12 de junio de 2020:

domingo, 14 de junio de 2020

Martin Luther King y los disturbios como protesta



La serie de protestas y disturbios contra la brutalidad policial que se produjeron tras al asesinato de George Floyd, un hombre negro, después de que un policía blanco se le arrodillara en el cuello hasta segar su vida el pasado 25 de mayo en Minneapolis han invitado cambios, reflexiones y discusiones. Increíblemente, una discusión que ha parece haber surgido nuevamente es la pregunta sobre la legitimidad del vandalismo y la destrucción como forma de protesta.

Para mí, es claro que el vandalismo y la comisión de delitos no son los medios para conseguir el fin deseado, que pretender mantener a otras personas rehenes de la amenaza del vandalismo y la destrucción, e incluso de violencia, so pena de que el Estado implemente los cambios exigidos es la premisa básica del terrorismo. Lamentablemente, algunos se han dejado llevar por la rabia , y han terminado justificando los disturbios.

El que para mí es el peor intento de justificar la comisión de delitos en nombre de la igualdad y la justicia ha venido de quienes se escudan en las palabras de Martin Luther King Jr. citando esta frase:

sábado, 6 de junio de 2020

La debilidad de Cochrane por la acupuntura


Cuando escribí sobre el asalto antivacunas a Cochrane advertí que había que seguir estando alerta porque aunque las revisiones Cochrane suelen ser fidedignas y rigurosas, esto no quita que puedan equivocarse, y señalé el caso específico de una revisión de estudios sobre acupuntura en la que el equipo Cochrane falló épicamente. En este blog somos seguidores de la navaja de Hanlon, que reza que nunca se le atribuya a la malicia lo que puede ser explicado adecuadamente por la estupidez — así que cuando mencioné esa mala revisión preferí creer que era por negligencia y no por maldad.

Hoy, esa postura ya no es sostenible.

miércoles, 3 de junio de 2020

'Herejes': el podcast librepensador



El Covid-19 ha hecho un numerito con los hábitos de todos o la gran mayoría de los seres humanos ⁠— en mi caso, esto ha significado que mi consumo de información ha pasado de ser casi en su totalidad en formato escrito a una 'dieta balanceada', que también incluye formatos audiovisuales.

Entre la multitud de opciones, he dado con contenidos muy interesantes y de alta factura. Herejes: El Podcast es uno de estos. El podcast es conducido por tres escépticos mexicanos: Lola Montalvo, Alejandro Durán y Bobby López; poco después de que lanzaran la iniciativa, Alejandro ⁠—⁠con quien había mantenido conversaciones en privado sobre distintos temas— me invitó a escuchar el programa y a hacerle los comentarios que considerara pertinentes.

Y eso fue lo que hice.

viernes, 15 de mayo de 2020

Marcha por la Ciencia 2020: contra la objetividad



Desde que en 2017 apareció la Marcha por la Ciencia, mi ilusión inicial se convirtió rápidamente en frustración cuando vi que sus organizadores están más interesados secuestrar el interés por la ciencia para avanzar surtidas agendas políticas reaccionarias, que hasta ahora han incluido el disparate de la interseccionalidad, la defensa del Daesh, el buensalvajismo, la corrección política (!) y una incontenible diarrea retórica sobre lo que quiera que sean las malvadas "estructuras de opresión" y cómo el hecho de que grupos históricamente discriminados no hagan tantas contribuciones a la ciencia necesariamente se traduce algún tipo de intolerancia institucional y deliberada en la ciencia (?). Sí — es en serio, dicen eso.

Todos estos sinsentidos tienen un común denominador: es posmodernismo. Y si fuéramos a resumir el posmodernismo en una sola frase, esa sería que la realidad objetiva no existe.

Así que para sorpresa de nadie, para la Marcha por la Ciencia 2020, el capítulo de Nueva York (la Marcha principal) anda compartiendo un artículo sobre cómo la la objetividad es mala, porque sí:

viernes, 5 de octubre de 2018

Trolleando al posmodernismo con los Estudios de Agravios



En mayo de 2017, la revista Cogent Social Sciences publicó "El pene conceptual como construcción social", un 'estudio' enviado por Peter Boghossian y James Lindsay en el que afirmaban que los penes no eran órganos reproductivos masculinos sino que eran mejor entendidos como construcciones sociales problemáticas para la humanidad que incluso causaban el cambio climático.

Lindsay y Boghossian buscaban ridiculizar los estudios de género à la Sokal, poniendo de relieve lo fácil que es publicar cualquier sartal de sandeces en un journal de estudios de género y, para muchos, lo consiguieron.

A principios de 2018, Lindsay y Boghossian se asociaron con Helen Pluckrose, para repetir la jugada del pene conceptual en masse; en este año, llegaron a fabricar hasta 20 'estudios' posmodernos que enviaron a journals de 'humanidades' y 'ciencias' sociales — los tres terminaron revelando el proyecto después de que el Wall Street Journal empezó a seguirle la pista a uno de sus artículos falsos sobre estudios de agravios.

Eso sí, los papers que les publicaron son una pasada:

lunes, 14 de mayo de 2018

Fundamentalistas religiosos y magufos, más propensos a creer noticias falsas



En abril de 2018 se llevó a cabo la Conferencia Internacional de Investigación en Esquizofrenia, donde se presentó un estudio provisional por investigadores de la Universidad Yale que halló que las personas más propensas a creer en mentiras —lo que ahora conocemos con el oximorónico título de fake news, o noticias falsas— son individuos que tienen creencias irracionales delirantes, son dogmáticos en su pensamiento, y/o fundamentalistas religiosos:

Dice el estudio: